Capítulo 21

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Pasan los días y nuestra relación se fortalece, aunque lo mantenemos en secreto. Él me pide que tenga un poco de paciencia en lo que encuentra la oportunidad perfecta para decirle tanto a sus familiares como amigos sus preferencias. No es que estemos haciendo algo malo, pero no todas las personas pueden entenderlo con facilidad debido a que siempre se ha visto como anormal. Él tiene miedo de ser juzgado por las personas que considera importantes en su vida y yo lo entiendo. Mientras tanto pasamos la mayoría de las tardes en su casa y vemos alguna película o pasamos besándonos y jugando videojuegos. En ocasiones salimos al cine o caminamos por el parque, pero nunca nos tomamos de la mano en público ni nos demostramos algún afecto.

Jueves 31 de Octubre

Nos preparamos para la fiesta de disfraces. Yo me disfrazo de pirata con un parche en el ojo derecho, una camisa rayada, unos pantalones negros, un saco, un enorme cinturón y un pedazo de tela amarrado en la cabeza; Raúl viste de súper héroe con capa roja y camisa azul, Ana viste de negro con sangre en la boca, lo cual me hace creer que es un vampiro, Daniel y Andrea visten como gladiadores, Santiago se disfraza del zorro, Sol de enfermera zombie y Mónica lleva puesto un vestido blanco y se ha pintado cicatrices en todo el rostro. Hay más de cincuenta personas disfrazadas y afortunadamente la casa es muy grande y están disponibles sus tres plantas. Algunos bailan en la parte de abajo, otros cuantos cantan karaoke en la segunda planta y en la tercera solo platican y beben cerveza. Ana se encuentra con Abraham y él parece ser un buen sujeto, tiene como 5 años más que nosotros y es una persona más estable que una de nuestra edad. Mientras la música resuena por toda la casa, todos bailan, saltan y cantan. Raúl baila con una chica de cabello corto que se ha disfrazado de coneja, lleva una minifalda y unas orejas enormes en la cabeza. En verdad me dan algo de celos y me siento fatal porque no debería. De pronto alguien toca mi hombro y al voltear veo a Abel que lleva puesto un uniforme de futbol americano.

- Hola. –Le digo mientras intento sonreírle-.

- Hola. –Responde algo apenado-. ¿Cómo estás?

- Muy bien, gracias. ¿Y tú?

- También muy bien, no sabía que ibas a venir.

- Bueno Mónica es mi amiga. –Indico y hago una pausa-. ¡Deportista, eh!, te queda bien.

- Tú también luces muy bien con tu disfraz de pirata. Veo que viniste solo, ¿Qué te parece si vamos por algo de beber?

Miro a Raúl, pero él parece estar demasiado entretenido con aquella chica así que acepto y nos escabullimos entre toda la gente hasta llegar a una pequeña mesa redonda con bebidas, vasos y botana. Nos servimos un poco y no logro ubicar a Ana o Daniel entre la multitud.

- En verdad lamento lo que dije ese día. –Dice y al principio no sé a qué se refiere-.

- No te preocupes, todo está bien entre nosotros.

- Fui un completo idiota al decirlo de esa manera.

- No, en serio, está bien. Solo que el tema de Aarón me afecta aún.

- Siempre la riego de esa manera, soy bastante torpe.

- Ya olvídalo. Mejor cuéntame algo de ti, ¿Qué has hecho últimamente?

- Lo mismo de siempre, bueno me despidieron de mi trabajo.

- ¿Por qué?

- Mi excompañero de trabajo se burló de un gay y al final terminamos peleando. Es un idiota y también yo por seguirle el juego.

- Es todo un conflicto. En verdad, no entiendo por qué las personas que tienen diferentes preferencias sexuales deben ocultarse o tienen que ser más reservados por el "qué dirá la gente". Es tan estresante que dos personas que se aman no puedan expresar sus sentimientos debido a los prejuicios que tienen los demás sobre los homosexuales, bisexuales o lo que sea.

LAS ESTRELLAS QUE CONTAMOS JUNTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora