Mi nombre es Marco Molina, tengo veintiocho años y han transcurrido casi cuatro años desde que me casé con Raúl Gómez, el hombre que amo. Somos una familia feliz con dos hijos: un hermoso niño que tiene tres años y seis meses de nombre Sebastián y una niña de dos años y cinco meses de nombre Abigaíl. Vivimos en una casa cerca de la playa, trabajo a unos minutos de casa en una compañía inmensa. Raúl trabaja en casa, escribe un libro sobre el éxito personal. No ha ejercido su carrera, pero es feliz escribiendo y yo soy feliz al verlo.
Han sucedido muchas cosas, entre ellas está el cambio de Raúl desde la muerte de su padre, Jonathan se casó con Kenia, tienen una hermosa niña de seis meses y ahora es un importante abogado, mis padres se mudaron cerca de donde vivo y los visito mínimo una vez a la semana. Hace dos años que no visito la tumba de Aarón, no lo he olvidado, a pesar de todo, aún ocupa un lugar entre las personas más significativas en mi vida, pero Raúl es algo más allá, es mi esposo y es la persona que yo amo y amare por siempre. Mis hijos son lo más valioso que tengo, daría mi vida por ellos.
En este momento me encuentro comiendo en un establecimiento cerca del trabajo con una compañera, veo a través de los cristales las calles concurridas por miles de personas que no salen de la rutina. Todo sigue siendo similar a hace unos años, solo que soy más feliz con la familia que tengo. En ocasiones visito a mi hermano y veo a mi sobrina, Nancy vive con mis padres, ya tiene veinte años y estudia la universidad. Tiene novio y se llama Ricardo, es un buen sujeto que respeta y quiere mucho a mi hermanita. Ella dice que ya sabe cuidarse sola, pero yo no dejo de verla como mi hermana pequeña. Los hermanos de Raúl nos visitaban de vez en cuando, pero ahora que vivimos más lejos de ellos, nos visitan en raras ocasiones.
Algo de lo que extraño, son mis amigos: Ana ya terminó su carrera, me dijo que trabaja en una empresa conocida y la última vez que la vi estaba embarazada nuevamente, Ángel debe de tener ocho años ya. Daniel se casó con Mónica y tienen gemelos que ahora deben de tener tres años, aún sigo hablando con él por teléfono y quiero pasar las vacaciones con ellos. Santiago y Sol tienen ya dos niñas, una de casi cuatro años y otra de dos. De ellos me he distanciado un poco más, quién sigue más en contacto con Santiago es Raúl. Me pregunto si será posible volvernos a ver y salir de nuestras vidas atareadas por un momento y disfrutar de la vida como lo hacíamos de jóvenes.
Hemos hecho algunas nuevas amistades en el vecindario, Yolanda, una señora de treinta y tres años que siempre conversa con nosotros, dice que si no estuviéramos casados se casaría con cualquiera de nosotros, que ambos somos muy atractivos. Comprendo que lo diga con Raúl, pero no conmigo. Es verdad que si tenemos una ventaja nosotros y es que con los años mejoramos. Nuestros amigos, Julián y Pedro se cambiaron de ciudad antes de graduarnos de la universidad y no volvimos a saber nada de ellos. Estoy seguro que son felices en cualquier lugar donde se encuentren. "Están locos", nos dirían eso a Raúl y a mí si nos vieran con hijos en este momento, no estaban a favor de las familias formadas por dos personas homosexuales a pesar de serlo ellos.
Debo mencionar que batallamos bastante para decidir esto de nuestra familia, Raúl no quería hijos y yo sí, estoy seguro que él es feliz por tenerlos en este momento. Claro, quien no sería con dos personitas tan maravillosas. Por otro lado, Ángel es un niño muy inteligente, cuando lo vi un día de visita en casa de Ana, había crecido bastante. Hay algo en él que me recordó a Aarón, su sonrisa era la misma. Se asombró cuando comprendió que Raúl y yo somos esposos, me agarre a carcajadas cuando vi lo sorprendido que estaba al escucharlo, él no había asistido a nuestra boda y Ana no le había dicho nada de nosotros. Además Ana parecía estar muy feliz al lado de Abraham, creo en las segundas oportunidades que da la vida para ser felices, eso fue lo que me pasó al conocer a Raúl.
Tal vez esto apenas está comenzando, aún queda mucho que seguir viviendo en este hermoso mundo, si algo es difícil, es ser padre, uno no sabe si lo está haciendo bien, pero espero que mis hijos estén orgullosos de mí. Lo único que me importa es quererlos sin importar los nuevos retos que se nos puedan presentar. Y creo que nada puede salir mal si lo enfrento junto a la persona que amo y al lado de mi familia.
Aunque las cosas malas no dejan de aparecer en mi vida, poco después nos enteramos que el cáncer de mamá ha vuelto. Mi vida estaba yendo de maravilla hasta este acontecimiento, no dejo de llorar junto a ella toda la noche, charlamos de muchas cosas en el patio de su casa, viendo el mar. Papá se sienta a nuestro lado y comienza a decirnos que todo va a estar bien, que lo vamos a superar, pero todos sabemos que eso es imposible, el cáncer se ha esparcido por todo su cuerpo y sin estar listos, ella se marchará de nuestras vidas. Aun así está muy agradecida por lo que dios le ha permitido vivir.
- Mamá, te amo, no te vayas.
- Yo también los amo. –Sonríe como si todo estuviera bien-.
Al día siguiente Jonathan viene a visitarla, hacemos una gran cena y nuevamente somos una gran familia como antes, pero en esta ocasión nuestra familia ha crecido con la presencia de Raúl, Kenia, Ricardo, nuestros hijos y mi sobrina. Todos reímos por las anécdotas de las aventuras que hemos tenido de pequeños, la mayoría son de Jonathan y mías, algunas pocas de Nancy.
- Salud. –Dice mi padre y todos copean-.
Brindamos por mamá, por mi hermosa madre que es el pilar más importante de nuestra familia y que sin ella creemos que toda nuestra fortaleza se vendrá abajo. Unos meses después ella fallece, lloro como nunca y siento que vuelvo a ser un niño pequeño que necesita los brazos de su madre para sentirse seguro. Pero me doy cuenta que ahora yo ocupo algo de ese papel en la vida de mis hijos, entre Raúl y yo somos su hogar. A pesar de haber ganado batallas, nunca sabes cuándo puedes envolverte en una nueva y en esta ocasión perderla. Aun así, mamá unos días antes de su muerte me dijo que estaba orgullosa de mí, y que Abigaíl y Sebastián eran sus nietos de la misma forma en la que lo era Natalia, la hija de Jonathan. También mencionó que tuvo una vida plena, donde nosotros formamos parte de ella, cada uno de nosotros era el tesoro que ella tenía en sus manos y con ello sentía ser la persona con la mejor riqueza en todo el mundo.
Había experimentado la muerte con Aarón y tenía idea de que era lo peor que cualquier humano pudiera experimentar. Pero perder a mi madre es algo que creo imposible de superar, la mejor del mundo, la persona más noble que conocía y una persona que más que única, era impresionante. Tenía un don especial de sanar mis heridas con solo estar ahí y abrazarme. Mis hijos no podrán recordar a esta gigantesca mujer que dio la vida por mí, que pasó cada día apoyándome para ir al colegio, felicitándome por las buenas calificaciones que obtenía, alegrándose por mis logros y por la persona que veía crecer ante sus ojos. Nada en tu vida, puede remplazar el amor de tu madre. Quisiera haberla aprovechado por más tiempo, pero no se me permitió. Cada momento con ella estará guardado en mi corazón y será irremplazable, algún día les contaré a mis hijos sobre esa mujer que admiré por toda mi vida y ellos no pudieron conocer.
Nosotros somos felices, Raúl me ama y yo lo amo. A pesar de todo lo que hemos vivido y de las heridas que hemos tenido, puedo asegurar que siempre saldremos adelante mientras nos tengamos como apoyo el uno al otro. Además de que tenemos a dos personitas que nos impulsan a continuar. Este no es un final feliz, porque esto continúa... y cada día es importante. Esto es parte de la vida, es parte de estar en ella.
Recuerda que para cada corazón herido siempre hay una persona que actúa como medicina.
FIN
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LAS ESTRELLAS QUE CONTAMOS JUNTOS
RomanceMarco es un joven bastante responsable y comprometido que acaba de entrar a la universidad, él tiene un enorme lío con sus sentimientos e identidad. Pero no es hasta conocer a Aarón, otro estudiante que llama su atención desde el primer día de clase...