DayDream (En Emisión).

DayDreamianos - Introducción a DD

Las olas de arena sólo nos atravesaban ya que sólo se trataba de observar un recuerdo, más sin en cambio Demián estaba siendo arrastrado aún transformado en conejo, era cómo sí las olas del mar lo arrastraran pero todo se calmó cuando toda la arena se disperso. Dando origen y uniéndose a el piso de lo que parecía ser una sala de un castillo enorme, era demasiado increíble.

Los vitrales se iluminaban de forma asombrosa, el techo parecía ser de mármol debido al acabado tan elegante que tenía, me resultaba muy familiar ya que era como si una mansión y un castillo se hubieran fusionado. Demián regreso a su forma humana con la misma expresión en el rostro igual que el mío, comenzó a caminar por la sala examinando detenidamente cada lugar del gran salón.
No pude contenerme y comencé a recorrer la sala, era un lugar precioso y brillante cómo la arena pero fuerte e impenetrable como una coraza de acero, habían 7 columnas distribuidas alrededor de la sala y en cada una tenía grabado un símbolo diferente pero sólo uno me resultó familiar, se trataba del calendario azteca que vi en el aeropuerto cuando llegue a México.

-Abraxas, ¿Esos símbolos son lo que creó que son?

Algunos me resultaban un poco familiares pero no tenía una idea exacta, ya que podían significar muchas cosas.

-Son los 7 "panteones" mitológicos que gobiernan aquí en DayDream, todos los DayDreamianos tienen una deidad de guarda que le concedió habilidades de DayDream-ya. A nosotros los habitantes de DayDream nos elige esa deidad cómo uno de sus protegidos y para eso es la ceremonia a la que asistiremos, para averiguar de quién tienes su protección y a qué panteón o tierra perteneces.

Era fabuloso pensar que una deidad cómo Zeus pudiera poner su protección y magias en una persona mortal, no pensaba que fuese imposible pero si un tanto singular.
Demián seguía mirando y tocando cada pilar del gran salón hasta que se detuvo en el que estaba justo a la mitad de la sala, al contacto este comenzó a brillar y a despedir destellos amarillos cómo pequeñas estrellas de oro. El emblema que tenía grabado ese pilar era uno que no conocía, se trataba de el dibujo de un sol pequeño rodeado por tres símbolos de infinito y arriba del pequeño sol se encontraba un León.

-¿De que tierra se trata ese, Abraxas?

-Se trata de los Orishas Yoruba, son poco conocidos en comparación con los dioses griegos, nórdicos, egipcios y aztecas. Aunque en lo personal creó que son quienes más conceden sus dones y habilidades a los mortales, ellos fueron los últimos en abandonar la "realidad" y abandonar a sus protegidos.
»Si no hubiera sido porque los demás dioses partieron, los Orishas se hubieran quedado y gobernado a sus protegidos personalmente, pero era una labor imposible ya que los dioses Yoruba no pueden mandar sobre un protegido griego o de cualquier otra tierra, de modo que era inútil permanecer aquí de forma física.

El relato de Abraxas se vio interrumpido por el sonido de la enorme puerta de madera que estaba del otro lado a dónde nosotros estábamos, voltee la mirada al mismo tiempo que Demián y Abraxas. Se trataba de los Anemoi quienes entraban tan calmada y tranquilamente sin hacer otro ruido que no fuera el de sus pasos y esos sonidos de interferencia que podía sentir en los oídos.
Del gigantesco grupo de Anemoi salió un hombre de unos 30 años con el cabello gris, cejas pobladas, ojos grises casi transparentes. Vestía igual que los Anemoi pero él tenía el rostro descubierto y portaba dos pulseras llamativas, una de cuentas bicolores amarillas con verde y un brazalete un poco grueso de plata.

-¿Quién eres? -dijo Demián quien comenzaba a caminar lentamente hacia él.

-Mi nombre es Abdón, soy un protegido de Obatalá cómo tú y también soy quien eligió tu padre para absorber su DayDream-ya junto con sus recuerdos. Tú eres Demián el hijo menor, Félix el mayor y Darwin el mediano. Ya han pasado más de 3 años desde la muerte de Emigdio y por eso ahora tengo conocimiento de todo esto aunque no lo es todo ya que también tengo habilidades de él.