Por un momento Zack llegó a creer que estaba dentro de un sueño aún. Pues no asimilaba que su padre estuviera hablando con un hombre que llevaba el mismo broche que vio hace unos momentos pero no se quedó sin hacer nada, abrió la puerta del automóvil para bajar y acercarse a ellos.
—Papá, ¿Que sucede? –el chico trató de disimular que acababa de despertar pero fue inevitable no bostezar–.
—No es nada Zack, sólo saludaba a Braulio –El señor Stiller jaló del brazo a su hijo para apegarlo a él– Él fue quien nos hizo esa tan apresurada invitación.
El hombre del broche miraba a Zack de una forma un tanto tenebrosa, cómo cuando un depredador observa a su presa herida. El chico mantuvo su mirada fija pero con un poco de enojó, por otro lado su padre miraba al desconocido con mucha atención tornando el ambiente muy tensó hasta para las personas que pasaban al lado.
—Mucho gusto jovencito, tu padre había dicho que no lo acompañabas en este viaje –Braulio parecía no parpadear en lo mínimo, extendió su brazo hasta Zack pero su padre lo empujó suavemente para alejarlo de aquel hombre–.
—Él tendrá sus motivos para ocultarme de alguien cómo usted –el muchacho estaba decidido en no mostrarse temeroso, después de todo, sus bisabuelos fueron firmes hasta en el último momento– Y con respecto a su invitación, permítame que sea yo quien le de la respuesta directamente...
—Iremos –interrumpió Lawrence de manera autoritaria– Estamos en la disposición de escuchar tus ofertas o lo que sea que desees decirnos con tu familia.
Zack y Braulio no comprendían lo que habían escuchado, el chico jaló un poco del brazo a su padre pero este lo ignoró.
—Excelente, los esperaremos en la casa que está cerca de las afueras del pueblo. Mi chófer pasará por ustedes al atardecer.
—Descuida, sabemos llegar ahí y seremos puntuales –Parecía cómo si Braulio se burlara de ellos, pues no quitaba esa sonrisa vacía de su rostro– Si no te importa, tenemos que regresar a casa, ten un buen día.
—Claro, los esperamos está noche. –Braulio se mantenía firme y sonriendo ligeramente, cómo si le alegrará encontrar a los Stiller– Mi familia estará muy contenta de verlos.
Lawrence tomó a Zack del hombro para regresar a su automóvil, en todo el rato que estuvieron con ese hombre; Zack no le quitó la mirada de enzima al broche metálico que llevaba puesto pues si no era el mismo que vio en su sueño, seguro que tenían él mismo significado o propósito.
—Ya sé que parece descabellado ir con esa familia y sobretodo a negociar por la mansión pero créeme que no se las daré, es el lugar en el que pude vivir felizmente con la familia pero esta vez viviré plenamente con mi familia.
—Papá, hace unos minutos pude ver una especie de recuerdo pero también pudo haber sido alguna otra cosa pero ya sé que clase de personas son ellos y créeme que son unos cobardes pues hasta para cometer sus planes deben pagarle a alguien para que lo haga.
Zack le contó sobre su visión del pasado haciendo que su padre se sorprendiera de la misma manera que él, aunque el señor Lawrence no quería terminar de creer eso pero ambos se quedaron un rato en silencio, regresaron a casa estacionando el auto en la cochera que tenía la mansión Stiller.
—Entonces, ¿Quieres decir que no se trató de algo «Onironautico»? –el padre de Zack hizo está pregunta antes de que ambos bajarán del automóvil– Es que... Me da miedo que algo te pueda pasar ahí.
—Creo que esta vez fue cómo si alguien quisiera que recibiera ese mensaje porque yo no encuentro alguna otra explicación razonable para esto.
Ambos bajaron para entrar a casa, aunque se encontraron con un par de plumas negras y gruesas en la entrada de la sala, Zack inmediatamente relacionó eso a los Cuervos pero no quería alarmar más a su padre, entraron y cada uno fue a arreglarse para ir con los Bocanegra.
Aunque era algo muy repentino se vistieron lo mejor que pudieron, se veían elegantes aunque no excesivamente, la hora había llegado así que padre e hijo salieron de la casa no sin antes cerrar toda puerta o ventana.
ESTÁS LEYENDO
DayDream (En Emisión).
Espiritual"DAYDREAM" Los sueños pueden tener cierta magia y no ser solamente producto de nuestra mente. Esta magia es un regalo que algunas deidades brindan a sus protegidos. Yorubas, Egipcios, Griegos, Nórdicos, Aztecas, Incas y Los astros fueron las deidad...