Capítulo 13

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-¿Sabes qué?

-¿Qué?- preguntó Dante con fastidio.

-Te hace ver como uno de esos tipos rudos que aparecen en la televisión.- le dijo Gabriel apuntando a su rostro.

Dante se volteó al cristal de la tienda por la que pasaban y se quedó viendo su reflejo, se enderezó y compuso su chaqueta para luego meter las manos en sus bolsillos, entonces apretó su quijada y puso la mirada más seria que pudo.

-Y tú pareces un niño mimado.- dijo Dante alzando una ceja. Realmente daba la imagen de un chico rudo, su rostro aniñado se ocultaba tras el moretón y lo hacía ver un poco más grande de lo que era. Por un momento se imaginó a sí mismo en una motocicleta por la carretera, muy lejos de casa y del dolor. Le gustaba lo que veía, porque no era el niño débil que no podía defenderse.

-No, luzco como un millonario.- le contestó Gabriel con un deje de arrogancia que sorprendió a su amigo. Ambos dejaron salir una risa por lo absurdo del comentario.- Aunque si ves bien, luzco como un adolescente común y corriente.

-Te equivocas, Gabriel, todo en ti dice "adinerado" en letras grandes.

-Una simple mentira.

-Claro que no.

-Claro que sí, lo único que veo ahí es a un adolescente con padres ricos, al que instruyeron para dar esa imagen, pero quién sabe, tal vez algún día sí sea un verdadero millonario.

-Para mí es lo mismo.- alegó Dante con un encogimiento de hombros.- No importa si te hicieron así, no puedes cambiar la imagen que das, porque quieras o no, ese eres tú.

Gabriel frunció el entrecejo, para nada de acuerdo con lo que decía su amigo. Observó su imagen, su ropa limpia y planchada, todo su conjunto había costado lo mismo que pagar el alquiler de una casa, su cabello cuidadosamente peinado, sus uñas limpias y cortadas, sus zapatos brillantes y su mochila nueva, todo en él no mentía. Por un momento se sintió tan ajeno a él, como si estuviera viendo a otro Gabriel frente a él, y eso no le gustó. Ese era el Gabriel que habían creado, no el real, no el genuino adolescente que deseaba ser.

-Estoy tan acostumbrado a verme así que nunca noté que daba esa imagen.

-No es una mala imagen, causas buena impresión en las personas.

-¿Y eso es importante?

-En un mundo como este, pues sí, de eso se trata todo. ¿O me dirás que nunca has juzgado a alguien por su apariencia?

-Creo que sí.- Gabriel hubiera deseado decir que no.

-Todos lo hacemos, Gabriel. Todos.

-Incluso nos juzgamos a nosotros mismos.- dijo Gabriel un rato después cuando continuaron caminando, pensando en cómo se había sentido al ver su reflejo.

-Hay que hacer algo divertido hoy.- comentó Dante en voz alta esperando a que el semáforo cambiara de color. Ambos caminaban rumbo a la casa del mayor.

-¿Cómo qué?

-Vamos a pescar.- Juntos pasaron al otro lado de la calle.

-Suena como una buena idea, sólo por el hecho de que aquí no hay lugar para hacerlo.

-Yo no estaría tan seguro, podemos ir a E.B y probar.

Gabriel consideró lo que decía el menor, podían probar aunque estaba seguro de que no lograrían nada.

-Está bien.

-Ahora sólo necesitamos un par de cañas de pescar.

-Yo sé donde conseguirlas.

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