Capítulo 16

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Gabriel no podía dejar de mirar el reloj que colgaba en la pared, frente a todos en el salón, las manecillas se movían demasiado lentas y por primera vez en su vida deseaba no haber ido a la escuela, hubiera preferido haberse enfermado de muerte para no tener que estar en la clase, además de que no era como si importara mucho, pues era el último día de clases, ya que empezaban las vacaciones de primavera. Quince días en los que podría descansar, despertarse hasta tarde y pasar todo el tiempo que quisiera fuera de casa. Lo único que tenía que hacer era cubrir sus horas en sus clases particulares y luego se libraría por una semana para hacer lo que quisiera.

El hecho de saber que era el último día le hacía sentirse más ansioso.

-No creo que mirar el reloj fijamente haga que la hora cambie mágicamente.- le dijo Azriel en voz baja para que no los regañara el profesor.

Gabriel golpeó la paleta de su silla varias veces con el lápiz, sin dejar de ver el reloj.

-Quien sabe, tal vez tengo poderes mágicos y no lo sé.

-Y seguirás sin saberlo.

-Báez.- le llamó su profesor con voz tranquila.

De forma relajada volvió su vista al pizarrón e hizo como si comprendiera lo que estaba ahí escrito, entonces miró al hombre que le daba clases.

-¿Sí, profesor?

-¿Me podría decir la respuesta?

Gabriel volvió su vista a Azriel por segundos, pero el otro no lo estaba viendo ni dándole le respuesta.

-De hecho, profesor, tengo mis dudas, no estoy seguro de mi respuesta.- le dijo para ganar tiempo y leer lo que estaba en la pizarra.

-Sólo dígala, no importa que esté mal, para eso estoy, para ayudarlos.

-Pues, creo que hace referencia a un silogismo.- contestó luego de un par de minutos pensando en qué rayos era lo que estaba escrito.

-Correcto, Báez.- le felicitó el profesor con una leve sonrisa.

Gabriel agachó la cabeza aguantando la risa, pues sin querer le había atinado.

-¿Qué es un silogismo?- le preguntó a Azriel, dándole un codazo para llamar su atención. El pelinegro alzó la cabeza dándole una mirada burlona.

-¿No lo sabes?- le preguntó cruzando los brazos, en una postura levemente arrogante.- Es cuando se utilizan tecnicismos, propios de la materia que se hable.

-Un silogismo, chicos, es un razonamiento que está formado por dos premisas y una conclusión que es el resultado lógico que se deduce de las dos premisas. Eso es lo que aprenderemos al regresar de vacaciones.- informó el profesor luego de la respuesta de Azriel, quien sin evitarlo miró sorprendido al hombre que había hablado.

-¿En serio, Azriel?- Gabriel se volvió hacia su compañero con una sonrisa socarrona y los brazos cruzados, mofándose del otro.- ¿Una mentira?

Azriel lo observó con una expresión graciosa.

-Oye, yo también me engañé a mí mismo, realmente pensé que era eso.- le dijo riendo levemente.- Lo voy a investigar bien.

-Bueno, pueden salir a su receso, jóvenes.

El timbre acababa de sonar y la mayoría ya estaba saliendo por la puerta del salón, apresurados para llegar a sus otras actividades y para ser de los primeros en la fila de la cafetería.

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