Capítulo 21

54 9 0
                                    


Luego de que el taxi los dejara en el E.B, los adolescentes se bajaron y tomaron el camino por el que habían visto a Rafael ir la primera vez que se lo toparon en el puente. El mayor había dicho que celebrarían el cumpleaños de Gabriel en un lugar que él conocía. No se imaginaron que los llevaría hasta una estación de tren abandonada.

-¿Vamos a tu casa?

-¿Crees que yo viviría aquí?

-Tal vez no tienes hogar, sabes que no te juzgaríamos.- le contestó Dante, quien caminaba por delante de él balanceándose sobre los rieles por donde los trenes solían pasar, y que ahora permanecerían en el olvido, completamente oxidadas. –Incluso ayudaría a mi buena reputación que tuviera amigos que vivieran por aquí, dirían que tengo bodegas con armas escondidas o algo así.

-¿Por qué crees que eso es una buena reputación?- le preguntó Azriel, murmurando por lo bajo, interesado en la forma de pensar del menor.

Dante sólo se encogió de hombros, más atento en que sus pies pisaran correctamente los carriles para no caerse. Se detuvo y miró sobre su hombro al pelinegro.

-Porque la gente me tiene miedo. – respondió con una sonrisa, luego volvió a seguir su camino intentando avanzar más rápido, sus brazos extendidos a los lados para mantener el equilibrio.

-La verdad es que hemos visto muchas películas de mafiosos italianos.- se aclaró la garganta Gabriel.- Son buenas.

-¿Tú también?

-Yo sería el protagonista que es amado por todos a pesar de que es un mafioso.- reflexionó Gabriel siguiendo el camino que su amigo había tomado.

-Que bueno que no están viendo películas del viejo oeste.- expresó Rafael sonando burlón.- Sino ahora los tendríamos haciendo duelos.

-Yo ganaría.- exclamaron Dante y Gabriel a la vez. Se miraron sorprendidos entre los dos, luego fruncieron el ceño como si fuera molesto que pensaran lo mismo.

-¿Quién creen que ganaría?- les preguntó Gabriel. Los menores esperaron expectantes la respuesta.

-La verdad, considero que sería Dante, él no dudaría en disparar.- argumentó Azriel, reflexionando en la personalidad de cada uno.

-¿Y tú, Rafael?

-Apostaría por Dante.

El castaño sonrió victorioso a su amigo.

-No se trata de quien no dudaría en hacerlo, sino de quien es más rápido.- habló Gabriel.

-¿De qué sirve la rapidez sino planeas jalar el gatillo?

-Sólo digo que la destreza también debería ser contada.

-Sigue siendo Dante mi respuesta.- dijo Rafael luego de pensar mejor en el duelo hipotético que pudiera llevarse a cabo entre los otros dos.

-Es talento natural, ¿qué puedo decir?- exclamó Dante, sacándole una sonrisa a sus mayores.- Como sea, ¿ya casi llegamos?

A lo lejos se podía ver la construcción abandonada de lo que un par de años atrás fue una estación de tren, y que en el presente era tan sólo paredes y techos derrumbados, que se fusionaban con la flora que había en el lugar, los árboles empezaban a crecer donde antes era el suelo y comenzaban a avanzar buscando recuperar lo que en su momento les fue quitado.

-Sí.

-Ya, en serio, ¿aquí vives?- volvió a preguntar Dante.

-No, de hecho yo vivo al otro lado del puente, sólo que vengo mucho para acá, es más tranquilo que mi casa.

ESTIGMASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora