Capítulo 26

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A la mañana siguiente dejaron a Nicolás en su casa, o al menos en la que él dijo que era su casa, ya que no esperaron a verle entrar, algo les decía que el adolescente vivía en otro lugar, pero como habían acordado el día anterior, no intervendrían. Había pocas posibilidades de encontrárselo de nuevo, era una ciudad lo suficientemente grande como para no volverse a encontrar nunca.

Cada uno se dirigió a su casa y no volvieron a hablar del adolescente por semanas.

A finales de septiembre, todos decidieron salir, ya que últimamente salían pero no todos juntos. Gabriel había estado visitando a Rafael en su trabajo y le había hecho todas las preguntas que no le hizo el día de su cumpleaños. Hubo muchas respuestas por parte de Rafael, quien se sentía satisfecho por su forma de manejar la situación, ver a Gabriel preocupado por él fue más de lo que podía soportar. Por el contrario, Gabriel no estaba del todo satisfecho con las respuestas de su amigo, por eso es que acudió cada que podía a visitarlo, esperando que fuera el momento en que le dijera la verdad. Bien sabía que no podía obligarlo, pero había una sensación extraña en su pecho, nada comparada con la que sintió cuando conoció a Dante, era diferente. Un diferente malo. Y, sin embargo, no insistió, se limitó a comportarse como un amigo.

Incluso Dante había visitado a Rafael, algo extraño, porque estaba sin la compañía del rubio. Simplemente se había sentado en la barra y había bromeado con él, sin dejar de lado su comportamiento que podía catalogarse como arrogante.

-No le vayas a decir a nadie, pero me caes mejor que ayer.- le había admitido Dante la noche que visitó el Agora.- Aunque tal vez sea porque estoy borracho.

Rafael no supo si lo que dijo Dante sobre estar borracho era verdad, así que se lo atribuyó a una de sus bromas. La noche fue muy extraña, pero se sintió bien al estar hablando con el menor.

Con Azriel intercambió mensajes, y es que el pelinegro tenía muy ocupados los días, así que casi no se habían visto. Con el único que el pelinegro mantenía contacto diario era con Gabriel, y eso porque iban a la misma escuela.

Ninguno tenía idea del lugar al que irían, sólo sabían que irían en la camioneta de Gabriel, incluso el conductor no tenía idea alguna de cuál sería el lugar al que llevaría a sus amigos, sólo sabía que estarían fuera la mayor parte de la noche.

-¿Exactamente por qué me despiertas a esta hora?- preguntó Azriel al teléfono, Gabriel había estado insistiendo desde hace horas hasta que al fin le contestó.

-Hay que salir a algún lado.- le dijo el rubio.

-¿Para qué?

-No lo sé, a hacer algo productivo.

-Yo ya hice muchas cosas productivas en la semana.- le dijo levantándose de la cama.- Los fines de semana son para dormir hasta tarde.

-Ya es tarde.- murmuró el otro.

Efectivamente, iban a dar las dos de la tarde.

-¿Cómo es que pude dormir tanto?- se preguntó, no esperando que Gabriel respondiera.-Que más da, ¿a dónde iremos?

-Por ahí.- le contestó.

-Eso no suena a un buen plan.

-En el camino improvisamos.- aseguró Gabriel.

-Bien, ¿soy el primero al que llamas?

-No, eres el último.- le dijo.- Paso por ti en la tarde.

-Te encanta presumir tu camioneta.- le dijo de forma burlona.

Gabriel bufó levemente, pero estaba sonriendo.

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