Parte 18: Me perteneces

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18-Me perteneces

**Renji**

Maldita sea...por más que tire de las cadenas de mis muñecas es imposible liberarme, solo estoy consiguiendo derramar sangre inútilmente. Gruño de rabia al sentir la opresión de la cadena de mi cuello, parezco un animal....aún no estoy por la labor de aceptar mi condición de esclavo y menos con él...

Byakuya aparece en la sala donde me tiene encerrado vistiendo únicamente con una túnica azul celeste, los pies descalzos y el cabello suelto. Me mira con superioridad y yo le reto mostrándole mis dientes por si se le ocurre acercarse. No tarda en hacerlo y le escupo sin conseguir rozarle, pero él tira de la cadena de mi cuello dejándome sin aliento por la falta de aire obligándome a caer a sus pies.

-¿Has reflexionado sobre lo que ocurrió anoche? –

-¿Qué tengo que reflexionar? Fue el mejor polvo que he tenido desde hace mucho....y lo volveré a hacer en cuanto te despistes-

-Un esclavo no puede penetrar a un miembro del ejército, es humillante-

-Vaya, pues acabo de recordar que le follé el culo al que ahora es un temido general romano, me está viniendo a la mente su rostro infantil y los gemidos de niña que emitía-

El moreno tira aún más de la cadena dejándome la cara más roja que la grana por la presión que está haciendo y me obliga a levantarme para llevarme a rastras hasta sus aposentos y echarme sobre su lecho.

-¿Cómo te atreves a echar por tierra lo que pasó esa vez?-

-¿y por qué no? Fue un placer follarte, romano. Te abriste de piernas enseguida-

**Byakuya**

Suspiro furioso al oírle hablar de ese modo y me contengo para no cruzarle la cara de un bofetón. Está intentando provocarme, pero no lo conseguirá. No me he hecho de piedra para que él me hiera con su labia. Veo que intenta levantarse para atacarme pero lanzo la cadena hacia uno de los estribos del lecho dejándola enredada, lo que le hace tirar de su cuello y plantar su cara contra las sábanas inmovilizándole. Me quedo observándole maravillado por las vistas. Renji se ha hecho todo un hombre...y no puedo evitar mirar embelesado su piel morena y esos músculos tan firmes que se contraen por la ira. Le tengo boca abajo, mostrándome sus piernas y más arriba sus testículos y trasero bajo la ligera túnica de esclavo. Poso mis manos sobre sus glúteos y él gruñe de rabia intentando darme un manotazo.

-¡¡Ni se te ocurra!! ¡¡Cabrón!! –

-Puedo hacer lo que me plazca contigo, esclavo....estoy seguro de que en el fondo no te desagradará tanto-

-¿¿te estás vengando tras tanto tiempo?? ¡¡Que yo sepa te traté como un igual cuando follamos!! –

-Me sedujiste y accedí, sí...lo recuerdo. Y también me acuerdo que dijiste que me querías...-

-A las perras hay que decirlas eso para poder obtener placer-

Esta vez sí que le doy una bofetada dejándole más tranquilo sobre la cama y le aparto la túnica con furia mientras me acomodo a su espalda y me levanto las ropas para apoyar mi erección entre sus piernas rozando su agujero con mi miembro. Cierro los ojos sin pensar en las consecuencias y le penetro de golpe arrancándole un alarido. Sujeto sus brazos para que no se mueva mientras mi cadera se mueve sola embistiéndole sin descanso, notando la tensión de sus músculos y como su interior apretado hace zozobrar mi cordura. Maldito.... ¿por qué ha tenido que insultarme de ese modo? No pensaba tratarle así sabiendo que es su primera vez como pasivo, pero....yo no he olvidado lo que siento hacia él y sin embargo....si todo ha sido un juego ¿¿Por qué rayos he perdido yo tanto tiempo dedicándole mis pensamientos?? Fui objeto de aizen y también suyo....no se lo perdonaré. Con cada embestida sentirá mi dolor, me duele más hacerle esto que él estar recibiendo.

"Entre tus muslos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora