14-La conquista de los débiles
**Renji**
Apenas puedo creerlo cuando mis pies tocan suelo firme y mis piernas se doblan por la debilidad de mi cuerpo. Mi guerrero romano escolta, tira de la cadena de mi cuello para obligarme a levantarme y noto el látigo reverberar con fuerza sobre mi espalda.
-¡No te quedes quieto espartano! ¡Camina!!-
Le intento escupir sin éxito y vuelvo a recibir otro latigazo haciéndome sisear de dolor. Oculto mi rostro entre mi largo cabello rojo, tan largo que roza mi cintura de lo que me ha crecido estos años en galeras. Creí que nunca volvería a ver una ciudad, pese a que lo que estoy viendo frente a mí, es la ciudad imperiosa de Roma. Grimmjow cae a mi lado golpeado de la misma forma y ambos nos miramos compasivamente. Seguramente nuestros caminos pronto se bifurcarán y ambos terminaremos en distintos hogares, con dueños asquerosos dispuestos a pervertir nuestros cuerpos espartanos....
-Hemos regresado. ¿Contento de volver al hogar, Uryuu?-
-Si mi señor. Estaba harto de tanto barco-
Aizen sonríe a su amante y este se deja abrazar por él. Qué asco. Ese estúpido crío no ha madurado para rebelarse ante el general y plantarle cara, claro que no le dudaría ni cinco segundos en un asalto. Miro hacia atrás viendo como llevan en una celda a Kenpachi que mantiene los ojos cerrados e inmóvil. Imagino que no quiere ver cuál será su destino, pero pronto Aizen ordena que algunos de sus hombres se le lleven al coliseo mientras que nosotros seguimos el camino hacia el mercado.
-¿Por qué nosotros no vamos con él?? ¡¡Responde romano!!!-
-Por Júpiter pelirrojo, estoy deseando venderte para no oír tus rebuznos. Llevaros al del pelo azul al hogar de gladiadores-
Miro por última vez a Grimmjow temiendo por su destino y gruño de rabia intentando tirar de las cadenas para irme con él. Los romanos terminan arrastrándome por el suelo hasta el mercado y me levantan para echarme sobre la cabeza varios cubos de agua fría dejándome helado.
-Ponedle una túnica limpia y peinadlo. Con esa pinta de animal no lo venderé ni a bajo precio-
-¿¿Por qué me vendes como esclavo y no me dejas ser gladiador?? ¿Qué tiene grimmjow que yo no tenga??-
-Belleza. Fuego. Eres perfecto para ser esclavo, pelirrojo. Yo te compraría....pero prefiero que lo haga un viejo adinerado. Tu compañero es hermoso, pero salvaje y eso no les gusta a los compradores.-
-Yo puedo desgarrar cuellos tan bien o mejor que él. No te fíes de las apariencias-
-Aparte él es persa. Y eso no se vende ahora. Prefieren griegos de pura cepa. Como tu amiguito de pelo naranja que estará experimentando los placeres de la carne-
Grito furioso intentando atacarle pero soy reducido con facilidad. Estoy demasiado flaco y malnutrido que no entiendo como no he caído enfermo. Los dioses no me están maldiciendo más de la cuenta por lo que veo, aunque desearía que así fuera...
**Shunsui**
Dejo mi caballo en la puerta de la villa de Kuchiki como cada vez que vengo a visitarle. Camino sobre el jardín intentando no pisar las flores silvestres que con tanto mimo cuidan los siervos y sonrío al oír las risas femeninas provenientes de la parte trasera del jardín. Hay una mujer, pequeña y delicada, con aspecto infantil, jugando con otras mujeres alrededor de una fuente. La morena va vestida con una túnica azul celeste resaltando su propio color de ojos y el pelo adornado con una diadema dorada, mientras, que sus compañeras van vestidas con stolas iguales de color crema sin muchos adornos salvo los brazaletes de sus brazos. Se quedan calladas cuando un hombre sale al jardín con las vestimentas propias de un general romano. La coraza plateada con adornos dorados, la capa carmesí arrastrándola por el suelo, la ropa roja de debajo de la armadura, las sandalias hasta las rodillas...el famoso general de Roma, Kuchiki Byakuya, se acerca a las féminas y sonríe levemente al acariciar la cabeza de la mujer morena más sobresaliente del grupo. Ella le avisa de que estoy presente y veo como sus ojos se tornan serios nuevamente y se retira para venir hacia donde estoy.
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"Entre tus muslos"
FanficEl placer de experimentar, descubrir tus propios límites, sentir el aliento de un ajeno sobre tu piel... ¿Cómo conseguir la unión perfecta? Superar obstáculos, conflictos, guerras y rumores...en un mundo antiguo de hombres, las cosas no son tan fáci...