Parte 24: Crucificado

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24-Crucificado

**Shunsui**

Entro en las cocinas de mi villa quedándome apoyado sobre la puerta de brazos cruzados al ver a Ukitake dando órdenes a los esclavos para que se pongan a faenar cuanto antes. La situación es algo crítica, me acabo de enterar del asesinato del abuelo de Byakuya y no sé qué decisión tomarán en el senado con respecto a quien tomarán por asesino pero está claro que vendrán a interrogarme tarde o temprano. No puedo ir a ver a Byakuya, eso le metería más en problemas, primero tengo que dejar todo bien atado para que no haya sospechas...

-Jushiro ¿sigues enfadado conmigo?-

Me acerco a él despacio y le abrazo por detrás notando como se deja. Beso su cabeza oyéndole suspirar y se gira para abrazarme.

-No...es difícil molestarse contigo tanto tiempo-

-Bueno no te creas, que me has tenido en sequía todos estos días-

-Pero no es por lo que crees...no me encuentro muy bien últimamente-

-¿¿Qué te ocurre?? –

-Tranquilo, es algo pasajero, se me pasará-

Le abrazo con más fuerza acariciando su largo cabello y noto como lo agradece. Algo va mal...sé que me está mintiendo pero no me dirá la verdad, tengo que vigilarle.

-He de ir a terminar de rellenar unos papeles, volveré luego-

**Ukitake**

Asiento sonriendo a kyoraku para que siga con su labor y me froto los brazos desnudos cuando desaparece de la cocina. Intento despreocuparme y empezar a trajinar cuando siento que me tiemblan las piernas tanto que tengo que sostenerme sobre la mesa. Maldición....otra vez no.....me duele el pecho muchísimo y no puedo evitar toser. Veo como algunas gotas de sangre caen sobre la mesa, procedentes de mi boca y las limpio deprisa antes de que nadie lo vea. Por los dioses.... ¿qué he hecho para merecer este castigo?....aún quiero vivir....

**Renji**

Pongo una jarra de agua y vino sobre la mesa observando de reojo a Byakuya que mantiene la mirada fija en unos papeles de la mesa ignorando mi presencia. Desde que me vapuleó no ha vuelto a querer mis servicios y con ello me refiero a tenerme como una perra embistiéndome cada noche como tiene por costumbre, parece que hubiera perdido todo el interés en mí....y eso en el fondo me molesta.

-¿quieres algo más?-

-Retírate, no te necesito-

-¿pongo algunos platos más para tu hermana y tu padre?-

-¿Estás sordo o qué? Márchate, lo hará otro esclavo-

-¡Joder! ¿Entonces no hago nada?-

-Todo lo que haces me cabrea-

-¿incluso follarme? Tu cara no dice lo mismo cuando me embistes-

-¿De verdad quieres ser de provecho? Levántate la túnica-

Al principio me asombro al oírle, pero enseguida entiendo su indirecta. Me acerco a él y me sitúo de espaldas apoyando mis manos en la mesa retirándome la túnica hasta la cintura. Noto sus frías manos sobre mis nalgas y me meto a mí mismo un par de dedos en mi recto masturbándome ante él, gruñendo de placer pese a la bochornosa humillación. Noto como se levanta de su asiento y se retira las ropas para colocar su polla y penetrarme de una embestida. Jadeo al sentirle tan dentro y apenas espera a que me acostumbre ¿Cómo demonios se le ha puesto dura tan pronto? me embiste sobre la mesa sin emitir ni un sonido salvo graves suspiros mientras yo gruño extasiado ante sus duras embestidas sin dilatación. ¿Por qué me está gustando? Ansiaba sentirle de nuevo dentro, el tener su indiferencia me mata, pero al mismo tiempo debería sentirme aliviado de que me desprecie y deje en paz por fin...aún así estoy jadeando con su gruesa polla enterrada en mi culo por propia voluntad. Se corre dejándome totalmente impregnado con su semen y me baja la túnica obligándome a apartarme de él mientras se sienta de nuevo tras acomodar sus ropas.

"Entre tus muslos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora