Parte 16: Orgía: Parte I

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16-Orgía: Parte I

**Renji**

Las orgías. La mejor reunión para obtener placer promovida por la cultura griega y ahora imitada por nuestros enemigos romanos. Un lugar donde no importa el tiempo, el lugar o la persona con la que folles, el objetivo es disfrutar. Es común entre los supremos de Roma llevar a algunos de sus esclavos más hermosos a las orgías concertadas en alguna villa, para compartirlos con aliados o venderlos incluso. Mi caso era el primero por así decirlo, pues "mi general" ha decidido llevarme junto a otros esclavos para no quedarme en la villa e intentar escaparme de nuevo. Solo llevo una semana bajo su yugo y todas las noches han tenido que salir a buscarme algunos de sus hombres para devolverme a la villa, apaleado y atado. Cualquier otro esclavo sería condenado a muerte por tal burla a su dueño, pero kuchiki es distinto. Quiere mantenerme vivo y parece divertirse viendo mis frustrados intentos de huída. No le daré el gusto de que siga humillándome, le demostraré de qué pasta estoy hecho.

Llegamos a la villa del general griego Kyoraku Shunsui casi al anochecer, oyendo los ruidos provenientes de la residencia. Los esclavos vamos a pie y el general y su hermana, una joven hermosa con la que he cruzado más de una mirada, van en un carruaje sostenido por varios guerreros. En la villa se han quedado los hombres más fuertes para protegerla, así como al resto de personal que no viene a la fiesta. Cuando la puerta se abre, el general griego aparece con una gran sonrisa en sus labios y un ligero rubor cubriendo sus mejillas. Está borracho. Se acerca a kuchiki y casi se le tira encima abrazándole, perdiendo un poco el equilibrio.

-Por Zeus, kyoraku ¿ya estás tan ebrio? –

-¿Por qué has llegado tan tarde, Byakuya? Primero era la bacanal y luego lo "demás" ya me entiendes....venga pasad ¡estáis todos invitados!-

La escolta de mi dueño nos obliga a los esclavos a permanecer juntos mientras los amos se acomodan. La hermana de mi romano se retira junto a otras mujeres que no quieren participar en la orgía y prefieren charlar de sus asuntos en otra estancia, mientras que los generales se abren paso entre el gentío para tomar unas copas y hablar de sus asuntos. Me extraña que la hermana de Kuchiki no participe, a todas las mujeres griegas les gusta esto, hay algo que no me cuadra. Los romanos nos empujan haciéndonos entrar en la sala donde se está llevando a cabo la orgía principal. No hay más que ver esa cantidad de cuerpos desnudos tocándose unos a otros, viendo posturas extravagantes para follar y los gemidos y hedor que desprenden en conjunto. Hacía mucho que no estaba en un ambiente de estos y me jode que antes esos seres hambrientos de placer acudían a mí para obtener placer y ahora soy yo el que tiene que otorgárselo. No le daré el gusto a mi dueño de verme sometido.

-¡Abarai!-

Me sorprendo al oír mi apellido pero pronto veo acercarse a mí al joven esclavo del senador, Rikichi. Aún tiene su túnica puesta pero tiene la piel roja, seguramente de algún mordisco que haya recibido.

-¿Qué tal estás? Al final parece que has aceptado bien al general-

-Estás muy equivocado chico, estoy aquí obligado-

-Venga ya...esto es el sueño de cualquier griego ¿no?-

-Veo que tú te estás poniendo las botas-

-Para nada, solo tengo permiso de manoseo, pero nada de penetración. Los esclavos solo pueden ser sodomizados por orden del amo y el mío no quiere compartirme con nadie, lo cual es un alivio-

No me extraña. Si a rikichi le folla un hombre más joven, el viejo se pondrá hecho una furia, no es listo ni nada...aparte veo como tiene en el cuello un collar como si fuera un animal con una placa dorada que pone: "tenemene fucia et revo cameadomnum et viventium in aracallisti" lo que traducido según Rikichi, significa "Detenedme si escapo y devolvedme a mi dueño". Empiezo a marearme y no por el hedor de droga y alcohol que hay, sino por imaginarme a mí mismo con eso en mi cuello. El chico se despide de mí en cuanto ve aparecer a su amo acompañado de otros senadores igual de ancianos que él. Me dirige una fría mirada al verme y me giro para no verle. Dioses...tengo ojos sobre mí en todas partes, así es imposible intentar olvidar mi penosa situación y dejarme llevar por el placer unas horas...claro que no me apetece ser el sumiso, quiero enterrar mi polla en un culo o vagina desconocida ¡lo que sea! Y para ello pienso un plan que no puede fallar. Me acerco a uno de los romanos que está custodiando la sala y me insinúo de tal modo que en cuestión de segundos le tengo comiendo en la palma de mi mano. Muevo mi cuerpo de forma sensual caminando hacia el patio contiguo a la sala donde afortunadamente no hay curiosos y cuando el desgraciado se acerca para sobarme, le golpeo en el estómago con mi codo haciéndole doblarse y le crujo el cuello dejándole inerte en el suelo. Le arrastro hasta un hueco para quitarle la ropa y cambiarlas por las mías tomando el aspecto de un guardián romano. No está nada mal, así podré divertirme. Que empiece la fiesta...

"Entre tus muslos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora