Era un día normal en la universidad, Kanda estaba un poco menos amargado de lo normal, pues por fin consiguió quitarse de en medio la asignatura de filosofía. Ahora estaba en tercero de carrera y no tenía que darla más. Eso significaba que ya no tendría que aguantar las clases particulares de Lavi.
El maldito conejo, como él le llamaba, se las había hecho pasar canutas a lo largo de los dos últimos años. Con la buena noticia se dirigió al edificio donde Allen recibía sus clases.
Después de dos largos años Allen por fin le perdonó lo suficiente como para presentarlo como su novio a los demás, aunque aún no le dejaba hacer gran cosa.
Cuando por fin llegó a donde Allen, se sentó en uno de los bancos que estaban situados en la entrada del edificio. No tenía ganas de entrar al lugar y esperar afuera con los arboles a su alrededor, era mejor opción que el entrar dentro. Mientras esperaba sacó un libro y se dispuso a leer cuando fue interrumpido al ver como se acercaba el novio del conejo.
-Hola Kanda – saludó Tikky - ¿Cómo es que estás aquí? – le preguntó
-No es asunto tuyo – le respondió con su tono de voz molesto y que tanto le caracterizaba.
Tikky solo sonrió.
-Me ha dicho Lavi que Allen te ha perdonado ya, felicidades – habló Tikky.
Kanda, sin embargo, lo ignoró totalmente.
-No te veía como alguien resistente – continuó Tikky – y más después de todo lo que te ha hecho pasar, aunque la mitad de las cosas fueran idea mía y de Alma. – hizo una pausa – Tengo que decirte que tienes un primo muy interesante.
Kanda miró al cielo y recordó todo lo que le hizo pasar su pequeño y diabólico novio. Una de las veces lo dejó atado con las esposas de Link y le obligó a ver un repertorio de películas que odiaba a muerte, mientras le puso unos cascos con una grabación de Lavi hablando. La pista duraba una hora y cada vez que terminaba volvía a empezar.
Aunque pareciera raro y absurdo, la verdad era que Kanda sufrió mucho aquella vez, pero no podía negarse ya que los dichosos castigos venían después de un comentario inapropiado por su parte.
-Me lo merecía – admitió
-¿Eh?
-Aún siento que soy afortunado porque me haya perdonado, y estoy seguro que esta sensación nunca va a desaparecer – siguió hablando – Si yo hubiera estado en su lugar creo que no lo hubiera hecho – miró su muñeca derecha – Esperé su perdón porque lo amo y ninguna persona podría ganar mi corazón como él lo hizo.
Un silencio sepulcral vino después de sus palabras, sólo el sonido del viento moviendo las hojas de los árboles se escuchaba. De repente Tikky levantó su cabeza y miró a alguien situado detrás de Kanda.
-Ya lo has oído – le dijo Tikky – Ambos sois afortunados de teneros el uno al otro.
Kanda giró su cabeza y vio que Allen estaba justo al lado suyo con una sonrisa cálida en los labios. Tendió su mano a Kanda para que la cogiera y así hizo.
-¿Nos vamos ya? – preguntó Allen a su novio y este asintió – Nos vemos en casa Tikky.
Y así, cogidos de la mano abandonaron el recinto de la facultad y se dirigieron a la casa de los D. Campbell.
-Tienen la misma pulsera, ¿no? – le preguntó Tikky a su novio Lavi cuando este último se puso a su lado.
-¿No lo sabes? – preguntó Lavi, el otro negó – Hace un año Kanda le regaló esa pulsera a Allen y le dijo que sólo se la pusiera cuando ya lo hubiera perdonado – le contestó – Era una manera de decirle silenciosamente: ya eres mi novio.
Lavi agarró la mano de su novio, puede que ellos no tuvieran unas pulseras a juego, pero si tenían anillos de pareja y por eso Lavi jamás sintió envidia de los otros dos. Y con una sonrisa iniciaron su marcha hacia casa.
Un especial dedicado a ustedes.
¡¡¡Feliz 2019 a tod@s!!!
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El Internado
FanfictionAllen Walker, un chico de 15 huérfano, ha conseguido una beca para el instituto más importante y más caro de todo Japón. Aunque la beca le pague lo esencial, si tiene algún capricho deberá pagarlo el con su dinero, para conseguir este dinero deberá...