tres

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Una mentira es como una bola de nieve; cuanto más ruedas, más grande se hace.
—Luther.

Arrastré la maleta hasta el ascensor del edificio donde vivía mi tía mientras le oía hablar sobre la vida y me hacía preguntas conforme mis estudios; traté de responder todo, pero luego de haber estado media hora desde el aeropuerto al edificio hablando ya me tenía un poco cansada. Prefería esperar que todos estuvieran presentes, así podría contar todo sin tener que responder una vez más esas preguntas. Kangjoon se había quedado junto con el perro y tío Seunghyun cocinando la cena. Yo estaba cansada. Odiaba volar, pero era la opción más rápida para llegar a Seúl desde Busan. Las puertas del ascensor se abrieron mientras podía escuchar a alguien aparecer en uno de los departamentos. Era alguien altísimo, sin camiseta, pues esta la tenía  en las manos mientras la sacudía. Parecía estar sucia.

—Oh, Hoseok. — Tía Haesoo dijo, de repente. ¿Él era Hoseok? ¿El mejor amigo y vecino de Kangjoon, el que hace dos años había pasado dos semanas en mi casa? Parecía imposible, pero cuando levantó el rostro pude ver su rostro alargado. Definitivamente era él.

Abrí la boca y la cerré rápido cuando él posó sus ojos en mí. Tía Haesoo le comentaba algo mientras nos acercábamos.

—Sí, iré en un rato, venía de correr.

Pues el ascensor no había utilizado, así que supuse que las escaleras había sido el medio. Empecé a echarme aire. Maldita humedad. Hacía muchísimo calor.

—Entonces te espero; vamos Seulgi, me preocupa que aún no hayan quemado la cocina. — Tía bromeó luego de decirle lo primero a Hoseok. Asentí y seguí arrastrando la gran maleta que tenía. Hoseok estiró su mano ayudándome y sonrió

—No te veía hace mucho, Seulgi, casi no te reconozco.

Observé esa sonrisa. Una sonrisa que me haría caer en la perdición.

Toxic + jhs ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora