once

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 En un beso, sabrás todo lo que he callado. 
Pablo Neruda.


Regresamos a Seúl y mi cuerpo ardía un poco, y no necesariamente por el sol, sino que en la regresada en el buque, Hoseok había vuelto a sentarse a mi lado, lejos de mis primos, y nos habíamos estado manoseando, exactamente, manoseando. Había empezado conmigo de espalda, mirando hacia la pared cuando él empezó a darme besos en el cuello, bastante húmedos, y sus manos sobre mi cadera, tocando en círculos hasta caer en mi trasero no ayudaba. Realmente no ayudaba.

Me había mojado demasiado solo con eso. Mi cuerpo reaccionaba ante el estímulo y eso era de lo más normal, pero cuando habíamos llegado a Incheon, lo primero que hice fue huir al baño de la estación, porque apostaba que la humedad había traspasado más que mi ropa interior. Por suerte, tenía una camiseta de cuadros que pude envolver en mi cintura y con las mangas cubrir disimuladamente la parte centro de mi short.

Hoseok había sonreído orgulloso ante el efecto que había generado en mí, y yo, por lo contrario, avergonzada ante su mirada.

Ingresé a la casa de mis tíos con Hoseok riéndose junto a Kangjoon. Minah estaba cansada y dijo que se daría una ducha primero, mientras que Kangjoon se dirigía a la sala para esperar la cena que tía Haesoo estaba preparando. Me dirigí rápidamente a la habitación que compartía con Minah y me lancé sobre la cama que yo utilizaba.

No podía dejar de repetir la escena en mi mente. Mi lado virginal quería desaparecer pronto. Mi atención fue robada cuando le vi a aparecer por la puerta.

— ¿Estás bien? ¿No te has quemado mucho, no?

Habíamos estado expuestos al sol todo el día, así que era obvio que me quemaría, sin embargo no lo estaba tanto gracias al bloqueador de Minah. Él se acercó lentamente a mí mientras yo colocaba mi peso sobre mis codos. Hoseok se sentó cerca de mí.

Podía oír la lluvia artificial dentro del baño. Kangjoon hablando con tía Haesoo en la cocina, y tío aún no llegaba a casa.

Hoseok acarició mi cabello y yo me acerqué más a él.

Solo un beso...

Hoseok me miró a los ojos, como si temiera que yo le iba a golpear si él me besaba primero. No lo iba a hacer, pero tampoco veía sus ganas de querer dar el paso primero, así que me aproximé mucho a su rostro, y sin siquiera tocarle, rocé sus labios, superficialmente, antes que él atacara con fuerza.

No nos queríamos, solo era lujuria.

Una lujuria que se convertiría en amor.

Y ese amor en algo tóxico.

Toxic + jhs ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora