ocho

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La belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora. 

—José Ortega y Gasset.

Ahí estaba otra vez, en el balcón, a la misma hora, esperando que Hoseok me acompañara. Un mensaje me llegó. Jeon Jungkook. Me mordí la boca cuando empecé a escribir que no noté que Hoseok me observaba.

— ¿Tu amigo?

Dijo, a lo que lo miré. Esta vez tenía puesto su camiseta. Asentí. Jungkook era mi amigo, pero me gustaba mucho. Era una especie de crush. ¿Y cómo no si ese hombre era muy perfecto en todo?

—Sí.

Hoseok cruzó la baranda, y esta vez como no estaba sentada, él no lo hizo. Mis brazos estaban sobre el barandal y miré hacia abajo. Realmente podía morir si caía. Eran más 15 metros.

Esta vez no hacía frío. Había sido un día bastante caluroso y húmedo, inclusive estaba con vestido en ese preciso momento. — ¿Qué tal la tienda?

Preguntó.

—Va bien, creo. Tía me ha dicho que no vaya tan seguido porque Kangjoon la va a acompañar. Supongo que me quedaré aquí durante esos días.

—Puedes venir a mi casa si estás aburrida, es decir Minah trabaja todo el día y no conoces a alguien más que a mí.

Le observé, tenía razón. —Lo pensaré.

Me lamí los labios al sentirlos secos. Tenía esa manía de siempre hacer eso o incluso mordisquearlos cuando pensaba mucho. Era mi tic.

Hoseok se aproximó a mí, bastante, así que lo miré sin saber qué hacía antes que se colocara tras de mí. — ¿No tienes frío esta noche?

Dijo en mi oído, tragué en seco. Podía sentir sus manos acariciando mis brazos suavemente. Podía reconocer cuando un chico quería sexo. Hoseok se me estaba insinuando, sin embargo, no me movía. No iba a tener sexo con él, porque era virgen después de todo, pero tampoco no era que no sintiese emoción, es decir, Hoseok era guapísimo, y un beso no hacía daño a nadie. Quizá con un beso me conformaría, aunque para él no fuera suficiente.

No volteé, pero pude sentirle apretarse a mi haciendo que vuelva a morder mi boca.

Unas luces se encendieron por lo que Hoseok retrocedió de golpe.

—¿Seulgi?

Escuché la voz de Minah, así que ni siquiera miré a Hoseok por asomarme hacia la sala, donde la luz se había encendido.

— ¿Qué haces?

—Tomando aire.

—Ve a dormir ya, es media noche.

Asentí, y luego miré hacia atrás. Hoseok estaba del otro lado de la baranda, mirándome de una forma bastante peculiar. Tragué en seco. La tensión se había creado y nadie lo iba a detener. No al menos en las dos semanas que me quedaban.

Toxic + jhs ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora