Capitulo 8

764 33 2
                                    

 Noto el frío aire en mi rostro, y el fuerte olor a tierra mojada en mis fosas nasales. En otras circunstancias me hubiera gustado esta sensación, pero ahora no.

Bajo del escalón, y me dispongo a andar rapidamente, sin ningún rumbo. Solo quiero alejarme de esta maldita casa, de estos malditos recuerdos, de ese maldito ordenador, y de Daniel.

¿Y a mi no me duele? El no ha perdido a sus padres, el sabrá la muerte de sus padres, pero yo no. ¿No lo entiende?

Me entierro en mi abrigo y resoplo. No hay nadie por mi barrio, ya que la temperatura es baja, y ya es de noche por completo; y si a eso le añadimos que vivo en los suburbios... 

Pensé que todo esto lo tenia superado, pero ya veo que no. Noto el nudo en mi pecho que sentí cuando me dijeron que mis padres murieron, y no quiero sentirlo. Siempre pensé que todo este dolor se desvanecería cuando descubriera la verdadera causa de la muerte de mis padres, peor veo que no. Ahora lo que he sacado en claro que mi padre fue asesinado, y mi madre... ¿que? No se nada de ella. ¿Esta muerta? ¿Esta viva? Y si lo está, ¿por que no ha venido a buscarme? ¿Por que no me ha llamado? ¿No le importo?

Y todos esos pensamientos se desvanecen cuando siento unos ojos mirándome, ¿pero cuales? Me paro y miro a todos lados detenidamente, con los brazos cruzados a mi pecho. Doy una vuelta sobre mi misma, y no consigo ver a nadie.

Cuando respiro hondo, y pienso que solo es mi mente pasándome una mala jugada, siento una mano en mi hombro.

Pego un pequeño grito, y me giro bruscamente, apartando la mano. Mi pulso sube y mis sentidos se ponen en guardia. Pero todo se baja cuando veo la cara de la persona que me ha tocado.

—Lucas. —susurro, y al decir ese nombre, es cuando noto que algo se rompe. Ahora si que si ha vuelto todo mi pasado. Lucas, mi primer amor, el primer chico con el que tuve una relación. Lucas, mi primer todo. Estuvimos saliendo durante un año, pero tuvimos que romper por la distancia, ya que el se mudó.

También fue el mejor amigo de mi primo.

—Hey. —me saluda tímidamente—¿Que haces a estas horas por aquí? ¿Y con este frío y tan poco abrigada?—me pregunta con un débil tono de sorna.  

Me quedo mirándola embobada... lo que hacen los años. Su pelo moreno lo lleva revuelto, sus ojos color miel siguen iguales, al igual que sus miles de lunares colocados estrategicamente en su cara, su sonrisa socarrona... Esta realmente guapo. No es guapo de belleza de modelo o algo parecido, es uno de esos atractivos que te quitan el aire porque te hace sentir bonita y cómoda. No es una belleza buscada, es algo natural, y para mi, acogedora y nostálgica.

—¿Sara?—me pregunta, riendo, esperando mi respuesta. Yo aparto esos pensamientos de mi y le respondo como puedo.

—Lo siento. —sonrío falsamente—Que... ¿que haces aquí?

—He vuelto hace unos días, y se que es un poco tarde, pero he decidido venir a veros a tu primo y a ti, y a tus tíos, como no. —me aclara— Pero llegando a tu casa con mi coche, te he visto de lejos, y pues aquí estoy.—extiende sus manos y se señala a el mismo mientras que se ríe y yo asiento sonriendo.

No he oído ningún coche, ni nada por estilo. Debo estar mas atenta.

—¿No... no has visto a mi hermano? —le pregunto, y no se porqué el nudo de mi pecho va subiendo a mi garganta, haciendo que me sea mas difícil hablar. 

—No... no lo he hecho. Sara, ¿estas bien? ¿Quieres que te lleve alguna parte? Ya sabes, tengo el coche aparcado ahí y... —empieza diciendo y se gira para señalar un coche rojo a unos metros de nuestra posición.

Se me escapa una lagrima. ¿Por que tengo que llorar ahora? ¿Delante de Lucas? No quiero que mi primera imagen que se lleve de mi después de no haberme visto en años sea de mi llorando.

—No, no necesario. —le contesto y me limpio  la lagrima y mis ojos velozmente.

Lucas gira su cara hacia y me mira detenidamente. La luz de la farola que está cerca nos alumbra, haciendo que podamos ver nuestros rasgos a la perfección.

—Sara, ¿que te ocurre?—empieza hablándome, y no puedo permitir que me siga hablando y preguntando estupideces. No quiero que siga. Solo quiero un apoyo que me entienda, y un abrazo, un hombro en el que llorar y luego hacer que no ha pasado nada. Así que, me tiro encima de el, y le abrazo, pasando torpemente mis panos por su cuello y respirando su aroma.

El se sorprende, y se dispone otra vez a hablar.

—Cállate, por favor. —le digo antes que nada, y Lucas, con dudas, me devuelve el abrazo.

Y por unas milésimas de segundo me encuentro segura, pero cambia a volver a notar una tercera presencia y oír unos ruidos cerca de nosotros, a los que al parecer, Lucas no siente ni oye.



Lucas en multimedia.

Miradas y Secretos. {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora