Capitulo 7

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—¡Sara, no sé nada más! Mis padres no me contaron nada por si podía...—me empieza diciendo, alzando la voz, cansado de mi ímpetu. 

Seguimos en la cocina, y hemos estando dando voces, peleando, y llorando, y solo he sacado en claro que el no sabe nada ademas de lo que acabo de descubrir.

—¿Por si podías qué?—le pregunto cruzándome de brazos, harta de esta situación.

—¡Por si podía pasar lo que está pasando en este momento, joder! —me grita y se pasa las por su pelo enredado. El paciente y tranquilo Daniel, a borde de un ataque de ira, y todo por mi, o por la culpabilidad. ¿Como ha podido guardar este secreto durante tiempo?

—¿Por si me contabas la puta verdad? ¿Por si me enteraba de la muerte mis padres? Oh, no, espera. De mi padre, porque a lo mejor mi madre está viva.—le reprocho y el cierra los ojos suspirando y apretando los puños. Los abre y me mira intentado parecer sereno.—Entonces, Daniel, ¿mi madre sigue con vida o eso tampoco lo sabes?

—No lo sé. Te vuelvo a repetir que no sé nada mas.—me dice mas calmado, con un tono de voz mas bajo. Eso hace que me relaje aunque suene difícil de creer. Al fin y al cabo Daniel siempre ha sido capaz de calmarme, y esta situación no iba a ser menos. 

Se acerca un poco a mi y me coge de los antebrazos suavemente, atrayéndome a el, y me abraza. Yo entierro mi cabeza en su pecho y huelo su aroma familiar y cálido.

—Entiendo que estés cabreada, yo lo estaría. Pero te juro que no se nada, y se que no habértelo contado ni yo ni mis padres ha estado mal, pero teníamos pánico, miedo a tu reacción. Lo siento. Sabes que me tienes para todo Sara, porque te entiendo.

Y al escuchar esas dos ultimas palabras algo se rompe dentro de mi. ¿Como me puede decir eso? Que me entiende. ¡Ni si quiera me entiendo a mi misma! El no sabe el nudo que tengo en mi garganta, el es consciente de el pulso de mi corazón ni de esta sensación de traición que me desgarra por dentro en estos momentos. El no me entiende, ni lo hará.

—No... no.—digo y me separo de el, temblando, con la ira hasta en la ultima parte de mi cuerpo.

—¿Que?

—No, no me entiendes. Eres un completo hipócrita, Daniel. ¡UN PUTO HIPÓCRITA Y EGOÍSTA!

Dani me mira sorprendido y se que me va a gritar, pero no lo hace al ver que me voy de la cocina y cojo mis botas que están en el salón. 

—¿Que haces?

Me calzo, haciendo caso omiso a su pregunta, y me dirijo a la puerta.

—Sara, estate quieta y hablemos...

—Voy a buscar mis propias conclusiones, yo sola.—le contesto de mala gana y cojo mis llaves y mi abrigo que está en el perchero al lado de la puerta. Mientras me lo pongo Daniel me suelta, lleno de furia:

—También eran de mi familia, también me duele todo esto.

Lo miro y veo que esta tenso, con los ojos vidriosos y con la mandíbula mas marcada de lo normal.

—Que te den, Daniel.—le digo, porque no quiero seguir con esto, porque se que no me va a dar lo que busco.

Abro la puerta, y salgo a al calle, dando un portazo.

Miradas y Secretos. {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora