Decidí ir a dar una vuelta después de que mis tíos y mis primos se fueran. Me puse mi abrigo, cogí mi bolso con las llaves y mi móvil y salí hacía el parque. Me senté en un banco y decidí llamar a Álvaro. En unos minutos estaba a mi lado y estábamos charlando.
—¿Has descubierto algo más sobre tus padres?
—Emm...no...nada más.—contesto esquiva, mirando hacía abajo. Prefiero no seguir hurgando en la herida, por lo menos por ahora.
—¿Quieres que cambie de tema?—me pregunta mirándome de reojo. Asiento y decidimos ir a comprar un café para entrar en calor.
Estuvimos riendo y hablando mientras que andábamoss por el pueblo. Seguimos andando hasta que nos volvimos a sentar en un banco y nos tomamos nuestro café. Nos contamos alguna que otra anécdota del instituto y cosas de ese estilo.
Me sentía muy a gusto con Álvaro. El me entendía y me hacia sentir especial. Cada vez que me acercaba a el me sentía como en una nube. No sabía que sentía...pero me gustaba.Miré hacía al frente, observando a la gente pasar y el paisaje hasta que me quede mirando a una mujer un poco peculiar. Era rubia, con ojos verdes con los labios pintados de rojo. Su pelo lo tenia recogido en un moño despeluchado pero coqueto y llevaba una gabardina beige, solo podía ver los pantalones vaqueros y unos tacones negros. Sus andares eran elegantes y delicados. Álvaro me seguía hablando pero no le escuchaba ya que no podía apartar la mirada de esa mujer. La mujer me miró y frunció el ceño. Se quedo parada y se me quedó mirando.
—Álvaro, mira a esa mujer.—le dije sin apartar la mirada de ella. Álvaro miró y me preguntó:
—¿Qué pasa?
—¿No te suena de algo?
Pude ver como el rostro de la chica cambió drásticamente a una expresión de miedo.
—Álvaro sigueme y no hagas preguntas.—le digo firme y salimos corriendo detrás de ella.—Tengo que adivinar quien esa mujer.
ESTÁS LEYENDO
Miradas y Secretos. {Editando}
Misterio / SuspensoSoy Sara, una chica normal y corriente que vive con sus tíos y su primo, ya que mis padres murieron en un accidente de trafico. Nunca he llegado a creer su muerte; desaparecieron de un día a otro, sin dejar rastro y el cuerpo de mi madre nunca se...