Miradas y Secretos. {Editando}

Capítulo 32

Alrededor de las 12 de la mañana mis tíos llegaron.

—¡Sara!—me saluda mi tío Pedro en cuanto llega. Nos fundimos en un gran abrazo.

Lo mismo ocurre con mi primo Daniel y mis tíos. Después de los saludos llaman al timbre y entran Marco y Pablo, mis otros primos.

Marco es un chico alto, de diecisiete años, y Pablo de quince años.

También nos saludan y nos sentamos en la mesa de la cocina. Mi tía Cristina y yo servimos unos cafés y zumos y María, Pedro, Marco y Pablo nos cuentan su viaje a Inglaterra. Seguimos hablando hasta que el tema de mis padres aparece.

—Y..., bueno... ¿Como lo llevas todo Sara?—regunta María.

—Bien, claro.—contesto y sonrío falsamente.

—No lo creo.—dice Marco, me mira y levanta una ceja. Se ha dado cuenta de que no estoy bien. A el no lo puedo mentir, al fin y al cabo ha pasado algo similar.

—Marcos...¿que ocurre?—pregunta Pedro.

—Nada, no pasa nada. Cristina, ¿donde esta el baño?

Mi tía se lo indica y Marco se dirige a él.

—Voy un momento a la habitación. Enseguida vuelvo.—dicho esto, subo al piso de arriba, casi corriendo. Tengo que hablar con Marco. Me paro enfrente de la puerta del baño y toco.

-¿Marco? Te espero en mi habitación. Tengo que hablar contigo.—sin esperar respuesta me marcho, un poco nerviosa. En pocos minutos, Marco aparece y se sienta en la cama.

—¿Que quieres?

—¿A que venía lo de de antes?

—Pues...—sonrie de medio lado—que no me lo creo. No me creo que estés bien con lo de tu padre.

—Tampoco es muy difícil adivinarlo.

—Sara, yo te entiendo. He pasado por algo parecido, se que lo quieres ocultar, pero no lo vas a conseguir. Por lo menos conmigo no, se como te sientes. Lo quieres dejar pasar.... Pero no puedes. Siempre vuelve esa maldita angustia.—dice y sonrie tristemente.

—Eres muy maduro para tu edad...¿lo sabes, no?—le digo y le paso la mano por los hombros.

—El tiempo me ha obligado a madurar. Y dicho esto, seguimos hablando de temas que solo nosotros dos entendemos.

Y me gusta sentirme así, cómoda.