Miradas y Secretos. {Editando}

Capitulo 13

—¿Quieres que encienda la radio?—me pregunta Lucas, mirándome de reojo mientras conduce.

Barajo las ideas. ¿Ir en un silencio incómodo o poner música para evitar hablar?

—Claro.—respondo, asintiendo.

La enciende y empieza a buscar una emisora, con un ojo en la carretera, hasta que encuentra una.

Sonrío al escuchar la voz del cantante, y el me mira, con una sonrisa triunfante.

—¿James Arthur?

—El que nunca falla.—digo, moviendo la cabeza al ritmo la música.

—Recuerdo que siempre cantabas canciones de él.—comenta mirando a la carretera.

—Sigo haciéndolo.

—Y lo contenta que te pusiste cuando ganó X Factor.

—Era el mejor de todos.—lo apoyo.—Y lo sigue siendo.

—¿Te acuerdas de Certain Things?—me pregunta y me mira de reojo.

—¡Claro! Es mi canción favorita.—contesto mirando por la ventana, ingenua a sus intenciones.

Caigo en que esa era "nuestra canción", ya que fue la que sonó cuando nos conocimos. Me revuelvo en el asiento, pero sin mirarle, ya que no me quiero encontrar con esos ojos escrutadores. ¿Que mosca le ha picado?

—Si, la mía también.—termina diciendo, y no se como me mira o que hace, ya que sigo sin mirarlo. 

 [...]

—Gracias por traerme.—le digo cuando aparca enfrente de mi casa, y abro la puerta.

—Sara,—me llama, haciendo que lo mire—¿segura que no quieres que pasa contigo?

—No, tranquilo. Esto debo hacerlo sola. Gracias de todos modos.

Sonrío sin enseñar los dientes y me marcho del coche, sin mirar atrás.

Camino hacia la puerta, con el paso mas decidido que puedo, con mi mochila al hombro. Oigo como Lucas se marcha, y seguidamente el corazón me empieza a latir rápido.

Me paro enfrente del timbre, porque si, no tengo llaves.

Respiro hondo y llamo al timbre.

Espero unos segundos, en los cuales parece que mi corazón se va a salir de mi pecho y mis manos empiezan a sudar. Las meneo de arriba a abajo y suelto aire, que se convierte en humo por el frío.

—Sara.—suspira mi primo cuando abre la puerta, con una pequeña sonrisa. Se dispone a abrazarme, pero doy un paso atrás inconscientemente.—Emm... pasa.—termina diciendo, haciéndose a un lado.

Entro y veo a mis tíos en la cocina, hablando animadamente mientras comen.

—¿Que tal anoche?—me pregunta Cristina nada mas verme, con su café en la mano, como cada día. Todo sigue normal para ellos, puedo verlo en sus caras, lo que significa que Lucas no ha dicho nada.

Noto como esta detrás de mi, preparado por si hablo.

—Genial, como siempre.—respondo fría, mirándoles fijamente, parada en medio de la habitación.

—Me alegro.—dice mi tío, mirándome un poco extrañado. Todo se vuelve silencio e incomodidad. ¿Que se supone que debo hacer? ¿Soltarlo todo de una?

—¿Segura que todo bien?—me pregunta mi tío, con mirada acusadora. Yo simplemente asiento.—Nos extrañó que decidieras ir a casa de Elena de repente, siempre sueles avisar. Además, nos dijiste que tenías que estudiar. 

—Y tienes unas ojeras horribles.—apunta mi tía, frunciendo el ceño.

—¿Fuisteis a alguna fiesta o algo parecido?

—No. 

—No nos mientas.—me dice mi tía, enarcando una ceja, en tono de broma.

—De esta familia, yo no soy la que miento.—les respondo y chasqueo mi lengua.

—Guau, vienes fuerte.—comenta mi tio y ríe, pero para al ver mi expresión, y al parecer la de mi primo.

—¿Ocurre algo, Sara?—pregunta mi tía, mirándome nerviosa.

—Simplemente hacer memoria. Memoria sobre las mentiras que se han contado, y de lo que no se ha dicho.—respondo, haciendo muecas, mientras que camino hacia las escaleras, notando las miradas de todos sobre mi.

Quiero irme de aquí, ya que hay un nudo en el pecho que me esta impidiendo hablar y pensar con claridad, y me frustra.

—No sabemos a que te refieres.—dice mi tío, mirando a su mejor nervioso. Mi primo los mira y asiente. Seguidamente me mira y tensa su mandíbula. Quiere que lo diga, quiere que explote para terminar con todo esto, para finalizar la culpabilidad que siente.

—Una mentira muy grande e importante.—les digo, ya subida a un escalón. Asiento. Estoy teniendo una actitud bastante sarcástica, la que siempre tengo cuando estoy asustada o disgustada, por ello están así de preocupados.

Mi tío me mira y no hace falta que siga hablando, porque por su rostro ya puedo ver que sabe a que me refiero. Abre su boca para hablar, pero la interrumpo, mientras que camino hacia arriba, sin mirarles.

—Una mentira cruel, ruin y rastrera que me habéis ocultado durante ocho años.—suelto llena de asco y furia, entre dientes.—No creo que os cueste mucho saber cual es.—dicho esto, empiezo a subir con mas rapidez las escaleras, pero no la suficiente para no escuchar como una taza cae al suelo y se hace añicos.