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Capítulo veintiséis

La cama en la que estoy se siente tan suave, me remuevo un poco y subo mi pierna encima de la persona a mi lado, paso mi brazo por su pecho calientito y suspiro feliz.

Un momento.

¿Cómo es que estoy en la cama?

Me levanto de golpe y tomo el lado izquierdo de mi cabeza en mis manos notando que esta parte arde y duele como si te la quisieran a sacar de un tirón, vuelvo a acostarme lentamente y abro mis ojos de par en par.

Su cabello está desordenado, sus largas y envidiables pestañas reposan sobre su párpado inferior, su nariz respingada me guía hasta sus hermosos labios entreabiertos, bajo por su mandíbula hasta su cuello y paso a sus hombros donde un vendaje sostiene su brazo enyesado.

No recuerdo haberle visto eso antes de quedar inconsciente.

Flashback

Estoy preparada, yo lo sé.

La chica de aspecto horroroso corre en mi dirección, muevo mis pies y brazos en posición de ataque y cuando la veo más cerca cierro los ojos tan fuerte como puedo.

No, no puedo.

Claro que sí, no te rajes.

Abro un ojo y veo que lanza su mano en dirección a mi pecho, velozmente me aparto y junto mis cejas, ¿Cómo logré hacer eso? Agarro su brazo y comienza a temblar hasta caer a mis pies.

Eso fue un poco raro y la verdad me siento con bastante energía.

Dirijo mi vista a la loba negra y sonrío al ver que esta sigue sin ningun rasguño. A la vista todo parece un campo de combate militar donde se lucha con la vida, sin embargo nosotros no somos militares, somos seres sobrenaturales.

O eso es lo que me ha dicho Amir.

Sus ojos revolotean por mi mente, ¿Estará bien? Al llegar al inicio del problema él solo pudo decirme que corriera hasta aquí y le hice caso, pero no pude descifrar que tan preocupado estaba. Su carácter natural físico nunca me dejan ver sus emociones a flote, solo cuando él me las dice y es que tampoco tenemos mucho tiempo.

Algo cae sobre mi espalda y me derribo de rodillas. Eso es jugar sucio. La agarro con mis manos y la lanzo lejos llamando la atención de todas. Eso fue muy mala idea, cada una corre hacia mí con todas sus fuerzas. Las lobas tratan de detenerlas, pero es casi imposible.

Definitivamente estoy muerta.

Tomo mi cabeza entre mis manos y cierro los ojos pensando en cada cosa que he pasado por un par de meses. La mudanza, escuela, Omar, Brianna, la señora Sara, el señor Wade, mis padres... Y finalmente él, Amir.

Respiro profundo y una suave brisa me envuelve, toda mi energía se esparce por mi cuerpo de una manera impresionante, ¿A esto se le llama estar en paz? Junto mis cejas y a lo lejos escucho ramas crujientes.

No estoy muerta.

Abro los ojos de golpe y lo primero que veo son los árboles a mi alrededor, ¿Cómo es que estoy aquí? De toda dirección corren hacia mí distintos demonios y frenan abruptamente antes de llegar, inclinan su su rostro y ladeo mi cabeza, volteo y lo primero que enfocan mis ojos es a un señor vestido totalmente de negro.

En un segundo lo tengo a mi lado tocando mi hombro—¿Tú eres la que lleva a mi bisnieto?—su agarre se intensifica—¡Respóndeme!

—Yo no sé quién es usted—escupo con enojo—y suélteme —un brillo sale de mí y lo obliga a soltarme, corro lo más que puedo por el extenso bosque.

El Hijo Del Millonario ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora