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Capítulo dieciséis

Mi mente aún esta en shock.

Lo observo fijamente y recuerdo claramente el lobo que vi frente a mi cuando ellos ni siquiera me veían.

Esto no puede estar pasando.

Esto no es real.

Si me pellizco puede que vuelva a despertar en mi camita toda sudada por tal pésima pesadilla, veo mi piel y sin dudarlo dos veces me muerdo y pego el grito al cielo.

Duele, duele.

Esto es verdad.

Mi corazón repiquetea rápidamente y entro en un colapso de ansiedad.

Quiero comer, quiero comer, quiero comer.

Quito la sábana de mi cuerpo y me deslizo hacia el borde de la cama, la camisa larga que tengo se alza y deja a la vista toda mi femineidad, levanto la mirada hacia ojos azules y veo que no despega su mirada de mí, a mi cara sube todo mi color rojo y giro mi cabeza hacia un lado, cierro las piernas de golpe y me tapo con la sábana otra vez.

Lo escucho suspirar y pararse, sus pasos se alejan de mí y asomo mi vista por un lado del borde de la sábana gigante, su cuerpo esculpido sale de una puerta dentro del cuarto y en sus manos trae un pantalón largo, subo mis ojos a su vista y me cubro nuevamente con la sábana.

Irina, te estás comportando como una niña, una niña muy, pero muy avergonzada.

Me armo de valor y me destapo hasta la mitad del cuerpo, me asiento y miro todo el lugar menos su cara—Toma, ponte esto, iremos a cazar—me tiende el pantalón y lo agarro, veo su rostro marcado y con una ligera sonrisa—¿me vas a obligar a girar cuando ya te he tenido en mis brazos retorciéndote de placer?

¡Pum!

Mi cara se prende como un tomate.

—Voltéate, por favor—me levanto y le doy la espalda para ponerme el pantalon rápidamente.

—Fuuuuiiiuuuu—silva y subo el pantalón de una, giro hacia él y guardo la postura—pero que vista más sexy he tenido—da dos pasos hacia mí y pega su cuerpo con el mío.

Siento su respiración en mi cuello y sus manos a cada lado de mi cintura—¿Qué... Qué haces, Amir? —su lengua hace contacto con mi cuello y mi cuerpo automáticamente se agita, siento un enorme cosquilleo en mi intimidad y cierro los ojos disfrutando del momento.

Mis manos viajan a su abdomen hecho por dioses y apego mi cuerpo más a él —Yo sé lo muy bien lo que quieres, pero eso tendrá que esperar —se aleja un poco y sonríe de lado—lo hice a propósito para ver que tan bien reaccionabas a mí ahora que tienes esa linda marca en tu cuello—llevo mi mano derecha directamente donde dejo su último beso y corro rápidamente a las grandes ventanas.

¿Cómo es que me olvido rápidamente de todo a mi alrededor cuando estoy con él?

Observo el reflejo de mi cuello en la ventana y puedo ver con claridad sus iniciales.

A.M.D

Dos espadas se entrecruzan y un sol en el punto de encuentro de las mismas.

Oh no.

Mi madre me va a matar y no solo por eso, si no también porque no sabe dónde estoy o cómo estoy y salir sin permiso.

Soy niña muerta.

Eres mujer muerta, quisieras decir.

¿Eh?

¿Cómo es que esa voz entra y sale de mi cabeza todo el tiempo?

El Hijo Del Millonario ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora