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Capítulo diecisiete

¿Será que estoy embarazada?

Con semejante macho semental, yo no dudo de mi Eithan.

¿Ah?

—Amir, no es gracioso que entres a mi mete y digas cosas sin sentido—digo furiosa y junta sus cejas.

—Yo no he dicho nada.

Soy yo, tonta. Tu otra forma.

Me perdí.

—Ahora lo entiendo. Eithan dice que te está hablando tu forma lobuna, Orain—definitivamente no estoy entendiendo nada y mi cara lo dice todo—Ven, ya estamos llegando al punto más alto de la montaña, allí te explicaré—jala mi brazo.

De tanto jalarme me romperá.

Parezco una muñequita de trapo cuando estoy a su lado. Mis pies por fin tocan tierra plana y sueve, el pasto se cuela por mis dedos pequeños y disfruto de la placentera sensación que tiene el lugar, ese olor tan rico pega nuevamente en mi nariz y me hace querer revolcarme en el pasto y olerlo toda la tarde—¿Cómo es posible que algo tan natural huela tan bien? —cierro los ojos y aspiro alto, la brisa sopla y el olor se intensifica. Escucho una risa de su parte y lo miro espectante—¿De qué te ríes para ver si nos reímos los dos?—me cruzo de brazos.

—Nada, lo que pasa es que tu piensas que viene del lugar, pero en realidad viene de mí —remoja sus labios y me da una sonrisa lasciva.

—No lo creo, yo no había sentido ese olor en ti ni aunque te oliera tan fuerte.

—Si no me crees puedes cerciorarte tu misma—abre sus brazos y me acerco indecisa, pego mi rostro a su pecho y aspiro suavemente, la brisa nuevamente vuelve a pegar y su cuerpo brota ese olor tan intenso, mis brazos por arte de magia viajan a través de los suyos y lo encierran en un abrazo.

—Pero que bien hueles, se siente maravilloso y no me quiero despegar—él me devuelve el abrazo y da un beso en mi cabeza.

Sus brazos me separan un poco y me hace mirarlo directamente a los ojos—Yo sé que te encanto, pero ya tendrás tiempo de más, ahora voy a enseñarte cómo transformarte en loba—planta un suave beso en mis labios y da dos pasos hacia atrás—lo primero que tienes que hacer es visualizar como serás, eso definirá tu aspecto.

—¿Y cómo se supone que haga eso?

—Solo cierra tus ojos y piensa en como serías en forma lobuna—asiento y hago lo que me dijo, me dejo llevar por los distintos sonidos que escucho y mi mente comienza a crear al mismo lobo que vi cuando estaba fuera de mi cuerpo.

—Ya sé como és —lo miro espectante.

—Ahora imagina nuevamente y deja que se acerque a ti hasta que desaparezca—cierro mis ojos y visualizo otra vez como se va formando, empieza a caminar hacia mí y siento como la piel quema, mis huesos poco a poco se van moviendo lo que provoca un dolor inmenso y unas ganas de llorar terrible, el lobo se convierte en una luz y entra a mi cuerpo.

Respiro profundo y lo primero que observo al abrir mis ojos es el enorme hocico que tengo, trato de levantarme, pero caigo, miro mis pies que ahora son patas y me alarmo.

¿Me voy a quedar así para siempre?

No, tonta.

¿Quién eres?

Orain, tu loba.

O sea. ¿Tú eres yo y yo soy tú?

Algo así.

El Hijo Del Millonario ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora