Capítulo 4 - Miedo

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Agoney estuvo unos días decaído, pero gracias al apoyo incondicional de Raoul, consiguió animarse y volver a ser él. Estos días han sido cruciales para su relación: Raoul ha averiguado que Agoney vino a Barcelona con su hermana, Glenda; que en los momentos de crisis, lo único que calma al canario es la música, bueno y, ahora, el propio Raoul; que no sabe nada de sus amigos desde que se mudó a Barcelona... "Últimamente no teníamos muy buena relación" -le explicó un día el canario- "seguro que estaban deseando que me fuera". 

- No me has hablado nunca de tus... -le cuesta empezar al rubio

- De mis...? -le tira de la lengua el moreno

- De tus parejas -concluye Raoul rojo como un tomate- o sea que no te obligo a contármelo ni nada... no sé...

- No me molesta, Raoul -afirma Agoney con su radiante sonrisa- digamos que todas mis relaciones fueron cortas e intensas. Nos entregamos mucho al principio y en cuanto apareció el primer problema, adiós muy buenas

- A qué te refieres con "problema"? -quiere saber Raoul

- Uno exigía demasiado del otro, ambos queríamos cosas distintas, nuestros carácteres chocaban... -enumera el canario- simplemente no funcionamos

- Entiendo -afirma el pequeño intentando comprender la historia del moreno

- Y tú qué, rubito? -insiste el canario con sus profundos ojos negros clavados en Raoul- con esa carita no te faltarán pretendientes

- Ya bueno... -titubea Raoul inquieto

- Eso qué significa? -ríe el canario observando a Raoul curioso

- Joder, Ago -dice Raoul enredando sus dedos- pues que yo nunca he estado con nadie

Y para sorpresa del catalán, Agoney se echa a reír. Pero sus carcajadas frenan de golpe al observar el gesto avergonzado de Raoul.

- Perdón -se disculpa inmediatamente el mayor- es que mírate, muchacho, pensaba que era una broma

Raoul no sabe si sentirse avergonzado o halagado por las palabras del canario, pero no tiene mucho tiempo para decidirse, pues el tacto frío de la mano del canario en su nuca le despeja la mente al completo.

- Qu...qué haces? -se enerva el pequeño

- Nunca te han besado? -pregunta con toda la inocencia del mundo Agoney mientras mira fijamente la boca del catalán

Raoul se limita a negar con la cabeza, ya que aunque quisiera, no podría decir ni una sola palabra.

- Joder, pues qué mal -le dibuja el contorno de los labios con el pulgar- con la buena pinta que tienen

- P...pu...puedes probarlos -se atreve a decir Raoul con el corazón en un puño- si quieres

El canario niega con la cabeza y libera la nuca del rubio quitando su mano.

- No vas a dar tu primer beso en una cama de hospital, al lado de alguien que se debate entre la vida y la muerte y a alguien que está más perdido que un pulpo en un garaje -se justifica Agoney

- Creía que esa era mi decisión -contraataca Raoul con una sonrisa casi tan desafiante como la del contrario

- Vale, tú aceptas, pero yo me niego. Dos no se besan si uno no quiere -ríe el canario

- A ver, el problema es que no estamos en el lugar más agradable, no? -intenta negociar el menor

- Así es -afirma el moreno

- Pues eso tiene solución

- Cómo? -pregunta Agoney confuso. Es la primera vez que Raoul le ve dudar de sus argumentos desde que se conocen

EUPHORIA (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora