Capítulo 2 - Jaque Mate

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Raoul llega a la habitación en la que reside Álvaro con los dos sándwiches en la mano. Le da uno a Susana y se sienta en la cama vacía al lado de la de su hermano. El recuerdo del canario hace que apenas escuche a su madre pese a que está prácticamente gritandole.

- Se puede saber a dónde te has ido a por los sándwiches? -le dice su madre mientras quita el envoltorio de la comida- pensaba que te habías ido a casa a prepararlos

- Mamá eres una exagerada, en serio -dice Raoul entre risas forzadas- estaba estropeada la máquina de esta planta y me he tenido que ir a la planta de abajo, ya está

- Y eso de ahí? -dice Álvaro señalando la baldosa de al lado de Raoul

El rubio mira extrañado el suelo y encuentra un papel doblado. Qué?

- No sé, es un papel -le da una ligera patada

- Pero se ha caído de tu bolsillo, enano -réplica Álvaro, cuya mayor virtud es la cabezonería

- Joder, qué pesao, tete! -recoge el papel y lo desdobla

- Esa boca, Raoul! -su madre le propina una colleja

El catalán abre la boca para quejarse pero las letras dibujadas en el cacho de papel que acaba de coger le distraen. "614 50 01 22 - Agoney Hernández ;)". Cómo coño ha llegado eso ahí? Raoul está completamente convencido de que es imposible, el canario no ha tenido tiempo de escribir su número y metérselo en el bolsillo sin él darse cuenta.

- Y bien? -pregunta su madre asustada al ver el cambio de cara de su hijo

- No...no es nada -se defiende el rubio que está dejando de ser blanco como la leche para empezar a ponerse colorado

Su madre y su hermano se miran. El chico guiña el ojo a Susana que asiente. Ah, no no, esta vez no le van a hacer el lío.

- Cariño, que no pasa nada -empieza a decir su madre con una voz dulce que no suele caracterizarla

- Da igual mamá, déjale que tenga secretos, es normal a su edad -le defiende Álvaro

No, no se va a dejar confundir. Está harto de que lo manejen a su gusto como a una marioneta.

- Si no es nada, en serio -afirma Raoul con una voz tan serena que casi se lo cree hasta él

- Uy, pues ahí hay otro -dice el futbolista señalando el suelo otra vez

El rubio se agacha a mirar y es entonces cuando su madre, ágil como una gacela para su edad -según Raoul-, se acerca hacia él y le arrebata el papel de las manos. Mierda! Ya me la han liado -maldice Raoul para sí mismo-

- Mamá, por favor! -se indigna Raoul

- Lo siento, cariño -ríe su madre chocándole la mano a Álvaro- uy! Es un número de teléfono

- Hombre, tete, has ligado? -pregunta orgulloso el mayor de los Vázquez

- Ag...o...ney -lee con dificultad Susana- pensaba que no te gustaban las chicas...

- Es un chico, mamá -dice entre carcajadas Raoul

- O sea que sí que has ligado? -contraataca su madre

- Qué? No! Yo... Ah! Dame eso -Raoul logra recuperar el papel de entre las manos de Susana y sale corriendo de la habitación con el sándwich aún a medio comer y oyendo a su familia reírse a su costa

Como no tiene donde ir, decide quedarse en el pasillo hasta que se le pase el cabreo con su madre y su hermano. Así que, después de guardarse el número del canario -por si acaso- en los contactos del móvil y deshacerse del papel que tantos quebraderos de cabeza le ha dado, decide sentarse en una de las sillas de la sala de espera y comerse el resto de su sándwich.

EUPHORIA (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora