Capítulo 14 - Lo sé

1.1K 124 46
                                    

Raoul llega a clase con unas ojeras que le llegan al suelo por haberse pasado la noche entre páginas web sobre la bipolaridad. No se sabrá el tema de literatura que tiene que estudiarse para mañana, pero ha aprendido que el trastorno bipolar se divide en los episodios de manía -en los que el sujeto se muestra nervioso y acelerado y está dispuesto a hacer cosas arriesgadas, como gastar dinero de forma desmesurada o, como ha podido observar en sus propias carnes, tener sexo de forma imprudente- y los episodios depresivos -donde el afectado se siente triste y vacío y puede llegar a plantearse el suicidio. Desde que leyó esto último, Raoul está rezando por activa y por pasiva para que a Agoney no se le haya pasado ese pensamiento por la cabeza ni un solo momento.

A parte de informarse sobre la enfermedad en sí, ha descubierto que para ayudar a Agoney debe tener mucha paciencia, animarle a hablar pero sin presionarle demasiado, ser comprensivo con sus cambios anímicos, divertirle cuando esté decaído y recordarle que el tratamiento le va a ayudar a sentirse mejor cuando se replantee si le sirve de algo. Nada que Raoul no pensara hacer antes de leer esa página, pero está bien saber que lo que haces es lo correcto. También leyó, como le dijo Miriam, que debía buscar apoyos si piensa cuidar de la persona a la que le han diagnosticado el trastorno. Así que decide hablar con Álvaro siempre que lo necesite y sincerarse con otras dos de las personas más importantes de su vida.

- Chicas, tengo que deciros algo -se sincera Raoul con Olga y Mireia

- Qué pasa? -pregunta Mireia preocupada

- Es... es difícil de explicar -prepara el rubio a sus amigas- es sobre Ago...

- Raoul, ya sabemos que no está ingresado por su mano -afirma Olga haciendo una mueca

- Lo suponía -ríe apenado el chico- hay que ser muy listo para mantener una mentira así y vosotras siempre habéis sido más listas que yo -sonríe de lado el rubio

- No es así, Raoul -le consuela Mireia

- Sí es, pero bueno, vamos a dejar el tema que sino al final no os cuento nada -sentencia el rubio-. Conocí a Agoney estando mi hermano ingresado, nada más verle supe que tenía algo, que ese chico no había aparecido por casualidad solo para ayudarme a sacar un sándwich de una máquina expendedora -ríe recordando Raoul- hablamos un poco y acabé descubriendo que él también estaba ingresado, pero que no sabían qué le pasaba

- Dios, pobre, que heavy -afirma Mireia horrorizada por la historia de Raoul- ya se sabe algo?

Y esto es lo que Raoul deducía que pasaría, porque sabe que sus amigas están dispuestas a implicarse en la vida de Agoney si ven que es necesario. Pero después de vivir él mismo lo agobiante que es la situación, va a hacer todo lo posible por mantenerlas lo más al margen que pueda.

- Sí -sentencia

- Menos mal -se tranquiliza Olga

- Sufre un trastorno bipolar -acaba diciendo aún sin acostumbrarse a asociar esas palabras con el chico canario

Sus dos amigas se miran y Raoul puede intuir que están buscando las palabras correctas que usar para no hacerle sentir incómodo, algo que agradece profundamente, pues en el hospital parece que nadie piensa en el impacto de sus palabras al soltarlas. También influye que todo el mundo allí se pase el día entre malas noticias, están acostumbrados.

- Y tú cómo estás? -pregunta Mireia acariciándole la espalda

- No os voy a mentir, estoy hecho una mierda -confiesa Raoul- cada día es agotador porque no sé si el siguiente va a ser peor o si me va a dejar respirar un poco

- Hay algo que podamos hacer? -quiere saber Olga

- Animarme y escucharme si decaigo -sentencia el chico

EUPHORIA (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora