Capítulo 11 - Euphoria

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Raoul nunca había estado tan nervioso como en ese momento. Agoney ya sabe su diagnóstico. Le preguntaría por WhatsApp, pero le parece algo muy serio como para no hablarlo cara a cara. Por eso no puede contenerse y no deja de dar prisas a su madre.

- Venga, mamá -se queja el chico- he visto ancianos que van más rápido que tú

- Y yo he oído bebés menos lloricas que tú -se defiende su madre- se puede saber a qué se debe tanta prisa?

- Pues que quiero ver a Álvaro -miente el rubio

- Seguro que es eso... -dice escéptica su madre

- Pues sí...

- Ya...

El resto del trayecto lo hacen en silencio. Nada más llegar al hospital, suben a la habitación de Álvaro, que tiene las horas contadas en el hospital, pues hoy mismo le dan el alta. Ricky está también presente y Raoul puede notar a la incomodidad colarse por todos los huecos posibles de la habitación.

- Qué bien que puedas volver a casa -le dice Susana a su primogénito- pero tú te encuentras bien? Lo notas todo en su sitio?

- Estoy bien, mamá -afirma Álvaro entre risas

- Bueno, muchas gracias por atenderle, por cierto -se dirige la mujer ahora a Ricky

- Ha sido un placer... -deja caer el mallorquín con una sonrisa pícara

Si las miradas matasen, Álvaro estaría en la cárcel por homicidio. Susana, que no entiende nada, alterna la mirada entre sus dos hijos esperando una respuesta.

- Es que es fan -disimula Raoul- ha visto todos y cada uno de sus partidos

- Ay, que bien! -afirma su madre. De repente, su móvil empieza a sonar- uy! Tengo que cogerlo -se disculpa antes de salir de la sala

- No he visto un partido de fútbol entero en mi puta vida -confiesa Ricky

- Joder, Ricky, sé un poco más discreto -le pide Álvaro- que te ha faltado comerme los morros en su cara

- Puedo hacerlo? -suplica el enfermero

- No -sentencia el futbolista

- Y puedo hacerlo ahora? -rectifica el mayor

- Rápido -cede Álvaro con una sonrisa

Ricky avanza de forma ágil hacia la cama de Álvaro y le deja un beso.

- Me voy antes de que me pete una arteria o de que acabe potando arcoiris... -anuncia Raoul

Los otros dos chicos hacen caso omiso al rubio que acaba dejándoles la intimidad que necesitan y que pronto van a echar de menos. Así que toma rumbo hacia la habitación 122.

- Buenos días, Damion -saluda Raoul- hola, Ago

- Hola -responde el canario

- Qué tal todo? -pregunta sin rodeos el menor

- Raoul, yo... quería hablarte de algo...

- Dime, qué pasa? -pregunta el rubio

- Mira, lo voy a decir tal cual -le prepara Agoney- no sé qué es esto que tenemos, pero se tiene que acabar

Y las palabras del canario sientan a Raoul como una jarra de agua fría. Qué coño ha pasado? Ayer le dijo que le amaba...

- Te estás quedando conmigo -ríe Raoul

- Voy en serio, rubio -dice Agoney sin ninguna expresividad en la cara

- Y por qué quieres que se acabe si puede saberse? -se cabrea el rubio

EUPHORIA (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora