Capítulo 3 - Cenizas

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A Raoul y Susana les ha sentado de lujo descansar en casa una noche. Raoul ya no recordaba lo que era comer comida de verdad, así que la leche con cereales que se acaba de desayunar le parece una de las maravillas del mundo. Mientras su madre saca el coche del garaje, él se dedica a leer los mensajes de la pasada noche.

Raoul: ya estoy en casa 😜

Agoney: qué envidia

Raoul: perdón 🤦🏼‍♂️

Agoney: era broma, rubio 😂 buenas noches 💜

Raoul: buenas noches 💛

Cuando termina de leer la conversación, aparece su madre con el coche a la vuelta de la esquina. Una vez dentro, se decide por mandarle otro mensaje.

Raoul: buenos días, moreno 😉

El rubio se queda un rato en línea, pero como el canario parece no estar conectado, guarda el móvil y se dedica a observar el paisaje.

- Cariño, sé que es difícil para ti pasar toda la mañana en el instituto y tener que venir por la tarde al hospital -le dice su madre acariciándole la pierna- pero necesito que seas fuerte, vale? Por tu hermano, porque te necesita con él aunque no lo diga

- Mamá -responde Raoul apenas sin separar la mirada de la carretera- sabes de sobra que por Álvaro me pasaría la vida sentado en una silla de mala muerte y comiendo sándwiches precocinados

- Muchas gracias, Raoul, no te merecemos -le da un beso en la mejilla

- Ni yo a vosotros, mamá -sonríe de lado Raoul antes de despedirse definitivamente y entrar en clase

De camino a clase, vuelve a entrar en el chat de WhatsApp y se le cae el mundo a los pies cuando ve dos ticks azules coronando su mensaje. Raoul decide no darle muchas vueltas, lo más probable es que el canario lo haya leído a toda prisa antes de hacerse alguna prueba... Sí, será eso. Así que vuelve a guardar su teléfono y entra al aula en la que pasará las próximas seis horas.

- Hey, Raoulillo, y esa cara que me llevas? -dice su amiga revolviéndole el pelo

- Joder, Mireia, te he dicho mil veces que odio que hagas eso -se recoloca el flequillo

- Es que me encanta tu pelo -ríe la chica- va, qué pasa? Estás raro...

- Verás... no te emociones que nos conocemos, pero hay un chico...

- Aiaiaiai le conozco? -dice Mireia emocionada- es guapo? Foto foto

- Mire... -la regaña Raoul

- Perdón, sigue -ríe ella

- Pues eso, que hay un chico que ayer me hablaba con un montón de confianza y súper bien todo pero hoy le he mandado un mensaje y me ha dejado en visto y no sé muy bien cómo tomármelo

- Ay, Raoul -la chica no duda en abrazar a su amigo- no te preocupes, si tú no le has hecho nada, no tiene motivos para enfadarse. Igual le ha pasado algo y está enfadado con el mundo, quién sabe?

Y, pese a las buenas intenciones de su amiga, sus palabras le inquietan más, pues lo primero que se le pasa por la mente es que le hayan diagnosticado algo muy grave y esté tan mal que no quiera hablar con nadie. Pero esto prefiere no contárselo a Mireia, pues es la vida del canario y no se cree en el derecho de decir nada.

EUPHORIA (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora