Capítulo 36 - Manada

1.5K 128 270
                                    

Raoul lleva semanas sin saber nada de Agoney: lo ha bloqueado en todos los sitios posibles, no le coge las llamadas, Roi no sabe nada de él tampoco... y él se está volviendo loco. No come, no duerme, no se centra en clase, no siente. Su hermano lo ha descrito varias veces como un alma en pena, un muerto en vida. Y Raoul simplemente se limita a darle la razón.

- Cómo estás, rubito? -pregunta Roi

- Como siempre -se encoge de hombros- pero paso de comerte la oreja con mis mierdas, dime tú

- Bueno, parece que voy bastante bien -sonríe el gallego- si todo sigue igual en unos meses estoy en la calle

- En serio? -abre mucho los ojos el rubio- joder, Roi, eso es la hostia! -lo abraza

- A ver no es seguro, pero es un paso -sonríe el gallego

Después de la visita al hospital, Raoul vuelve a casa, o al menos, lo que solía ser su casa. Se encuentra tirado en la cama, cuando su hermano irrumpe en la habitación.

- Raoul, sé donde está -afirma el de ojos azules- lo he encontrado

- Qué dices? -le da un vuelco el corazón al rubio

- Está en casa de Ricky -suelta Álvaro- ve a verle, por favor, lo necesitáis los dos

- Vale, sí -se levanta de un salto de la cama- Dios, te quiero, gracias

- Corre, anda

El rubio coge la moto y conduce hacia casa del mallorquín, ya está cansado de fingir que no pasa nada, ya está cansado de estar mal, es hora de actuar y poner las cartas sobre la mesa.

- Hostiaputa, Raoul, qué haces aquí? -se extraña Ricky

- Sé que está aquí, déjame entrar por favor -suplica Raoul

- Raoul, está mal... -le advierte el de ojos azules- sé muy cuidadoso con lo que dices

El catalán asiente y se adentra en la casa de Ricky dispuesto a arreglarlo todo.

- Ho...hola -saluda tímidamente el rubio cuando ve al canario en el sofá

Lo único que es capaz de hacer Agoney es cubrirse la boca con la mano y echarse a llorar. Y como tantas veces ha hecho, Raoul lo envuelve en sus brazos, pues no se puede permitir ver a ese chico sufrir.

- Te eché mucho de menos, Raoul -sigue llorando el canario en el hombro del rubio

- Y yo, cariño, y yo -le acaricia el pelo- vuelve a casa, por favor

- No puedo -sigue llorando- no puedo destrozarte la vida de esa forma

- Destrozarme la vida? -se indigna el rubio- vale, tu enfermedad es muy jodida y tenemos que aprender a hacerle frente, pero deja de victimizarte y culparte de todo. Deja de verte como el puto enfermo que no puede hacer nada y empieza a verte como el chico valiente que a su corta edad ha sido capaz de convivir con ello y empezar a controlarse

- Pero no quiero que tú lo pases mal por ayudarme a mí

- Pero es que eso lo decido yo, además no es tan horrible como tú te piensas -afirma el catalán

- Y si te cansas, Raoul? -pregunta temeroso Agoney- y si te cansas de luchar sin recibir nada a cambio

- Primero de todo, verte feliz es toda la recompensa que necesito -explica Raoul- pero es que además tú también me has ayudado muchísimo a mí y lo peor de todo es que ni te has dado cuenta

- Pues no sé cómo -se encoge de hombros

- Agoney, mírame -Raoul coge la barbilla del canario y clava sus ojos en los del contrario- gracias a ti he encontrado mi vocación, estás ayudando muchísimo a David para que sea mejor persona y has hecho que hagamos las paces. Mi madre está encantada con ello y mi casa ya no es un montón de gritos, insultos y malos gestos. Agoney, haces muchísimo por los demás sin darte cuenta. Mira Roi, le ayudaste a asentar un poco la cabeza, en unos meses le van a dar el alta

EUPHORIA (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora