Capítulo 25 - Sí, vamos

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Han pasado unas semanas desde la confesión de Agoney, Raoul nota como va haciendo progresos tanto con su forma de abrirse a los demás, pues antes se lo guardaba todo, como con el control sobre su estado de ánimo. Raoul no recuerda cuál fue la última vez que tuvo un cambio muy brusco, así que supone que todo va viento en popa. Todo excepto su maldito curso, pues se ha visto obligado a reducir sus visitas al hospital para no suspender hasta el recreo, y en las visitas que hace siempre va acompañado de una montaña de apuntes que suelen quedarse en la mochila toda la tarde.

- Ven por aquí -le guía Agoney por los transitados pasillos del hospital

- Dónde me llevas, Ago? Tengo que estudiar -se queja el rubio

- Es una sorpresa -se niega a confesar el canario- y no te quejes tanto que te estoy librando de memorizar un montón de datos absurdos

- Ya, si te lo agradezco, pero es que necesito esos datos para aprobar -argumenta Raoul

- Calla y déjate llevar, ya verás que te gusta -sigue andando Agoney por el pasillo vigilando que nadie les vea

El moreno para frente a una habitación de la misma planta que la suya. Raoul supone que en su ausencia Roi y él han deambulado por la planta y han hecho nuevos amigos. Pero cuando se adentra en la sala, no es para nada lo que se espera.

- Es una habitación... vacía? -afirma Raoul sin comprender qué pretende su chico

- Efectivamente -sonríe de oreja a oreja Agoney

- Qué guay, amor, me encanta -finge emoción el rubio

- No seas falso -ríe dándole un manotazo en el hombro- si aún no viste la sorpresa

Raoul ríe mientras su novio cierra la puerta tras él y empieza a bajar las persianas dejando la habitación prácticamente a oscuras, solo iluminada por la lámpara de la mesilla.

- Cariño, qué...? -Raoul no acaba la frase, pues los labios de Agoney se han antepuesto a sus palabras

- No sé, pensé que con tanto examen igual estabas algo estresado -le guiña un ojo Agoney

Raoul nota como su cara se va atomatando, es real esto que oye? Un montón de emociones se apoderan de él: nerviosismo, lujuria, pánico, miedo...

- Pensé que igual yo podría hacer algo -le sonríe de una forma demasiado inocente para lo que está proponiendo- si tú quieres, claro...

- Sí, sí, sería idiota si no quisiera -afirma con una risa el rubio- pero no sé si...

- Raoul, todos tenemos una primera vez -le tranquiliza Agoney sabiendo lo que pasa por la mente de su chico- no te autopongas nervioso porque es una tontería

- Pero y si hago algo mal? -pregunta un vergonzoso Raoul

- Pues habrá que practicarlo -le vuelve a guiñar el ojo el canario haciéndole reír a carcajadas- como tú veas, cariño

- Sí, vamos -afirma Raoul más seguro que nunca

Agoney se acerca con una enorme sonrisa y atrapa los labios del rubio entre los suyos. Ha decidido que sea Raoul quien decida qué hacer y cuándo hacerlo, pues quiere que esta experiencia sea lo más agradable posible. Tras unos cuantos morreos más, los labios del rubio empiezan a pasearse por el cuello de Agoney. Raoul se dispone a quitarle la camiseta pero el canario lo frena.

- Antes de que me veas, quiero decirte que ya pasó vale? Que es el pasado, que ahora ya no lo hago, te lo juro -le asegura Agoney mirándole fijamente con sus ojos cargados de lujuria

Raoul no entiende nada hasta que se hace con su objetivo y le quita la camiseta a Agoney. Varias cicatrices resaltan en su abdomen, algunas tan profundas que han dejado una buena marca. Raoul supone que es de cuando se autolesionaba y opta por no hacerle sentir incómodo por ello, ya que Agoney le está haciendo sentir lo más cómodo posible a él. Así que se limita a besarle todas y cada una de ellas dejándole los puntos necesarios para acabar de cerrarlas.

EUPHORIA (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora