Capítulo 21 - Estoy bien

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Raoul lleva horas andando por la ciudad sin un rumbo fijo, ni siquiera sabe dónde va pero no le importa, las lágrimas que caen por su cara son su única preocupación actual. No sabe si es casualidad o su subconsciente pero sus pies frenan frente a la puerta de su mejor amiga.

- Hola, Raoul, qué ta...?

El rubio se abalanza sobre su amiga abrazándose bien fuerte a ella.

- Mireia, estoy fatal -reconoce Raoul

La chica conduce a su amigo al interior de la casa y ambos se sientan en el sofá.

- Qué ha pasado? -pregunta Mireia cuando ve a su amigo más relajado

- He dejado solo a Ago en un ataque de nervios -empieza a hiperventilar- soy lo peor, pero me he asustado y no sabía que hacer y tenía su puño muy cerca de la cara y yo...

- Espera espera -le frena su amiga- te iba a pegar?

- No lo sé... eso parecía pero frenó y se puso a llorar -vuelve a llorar el rubio- y yo me he ido, Mire

- Pero, Raoul, es normal que hayas actuado así -le consuela

- Le prometí que no me iría -respira con nerviosismo Raoul- le prometí que le apoyaría y lo he dejado solo

- A ver, rubio, relájate -le ayuda a respirar Mireia- has estado ahí con él siempre, le ayudas con una sonrisa aunque él te trate a gritos, haces todo lo que puedes aunque no sepas cómo actuar. Te matas por él, por un momento en el que hayas flaqueado y hayas actuado pensando en ti, no te maltrates. Eres humano, Raoul, te puedes equivocar...

- Pero lo he dejado solo cuando peor estaba -repite el chico entre lágrimas

- Pues ahora que ya has respirado, te has despejado y actúas con la mente fría, vuelve y habla con él -le propone Mireia

- Tú crees que querrá verme? -pregunta Raoul

- Estoy segura de que en estos momentos es lo que más quiere -le convence su amiga- él sabe que has salido corriendo por su actitud, así que seguro que se está culpando a sí mismo, te necesita allí

- Tienes razón -asiente Raoul- muchas gracias, Mire, eres la mejor

Le da un beso en la mejilla y vuelve por donde ha venido a toda pastilla. Raoul no puede evitar pensar que Agoney lleva horas pensando que no quiere saber nada de él y eso le hace sentirse peor aún. Pero está bien, Mireia tiene razón, es perfectamente entendible su forma de actuar así que deja de castigarse mentalmente por ello y simplemente corre.

- Hola, chicos -saluda Raoul al entrar en la habitación

- Hola -responde Roi desanimado

Roi desanimado? Raoul creía que esa imagen era imposible, pero si el gallego es la alegría de la huerta.

- Y a ti qué te pasa? -se interesa el rubio

- Pregúntale a este -hace un sutil movimiento con la cabeza apuntando a su compañero de habitación

Raoul no había notado la presencia de Agoney hasta que Roi se lo ha dicho. El canario está tumbado en la cama mirando a todos lados y a ningún sitio en concreto.

- Hey, Ago -le llama Raoul acariciándole el brazo

Agoney clava los ojos en el rubio y suelta una pequeña risa.

- Hola, Raoul -vuelve a reír

- Cómo estás? -susurra el menor

Parece que Agoney hace sus mayores esfuerzos por mantener sus ojos abiertos, aunque lo consigue a duras penas.

EUPHORIA (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora