The Wolf Woman [G!P]

Debilidad

Narrador Omnisciente:

Mina despertó completamente desorientada observando su habitación sin saber cuanto tiempo había estado durmiendo, la joven tomó entre sus manos las sábanas para luego simplemente despojar aquellas finas telas de su cuerpo. La japonesa se colocó de pie llevando una de sus manos hacia su rostro pasando la palma por las cuencas de sus ojos; seguía completamente cansada, lo sucedido horas atrás realmente la había agotado por completo. El cuerpo de la alfa se tensó al oír la voz de su hermana discutiendo con alguien desde el exterior, la muchacha dio un paso hacia adelante al escuchar como los pasos se acercaban hacia su habitación. Mina se quedó quieta en el instante que Momo ingresó sin tocar manteniendo aquellos ojos amarillos envueltos en una furia poco usual en ella, la japonesa frunció el ceño en el instante que sintió como la pelinegra se lanzaba contra su cuerpo envolviendo sus brazos en un cálido abrazo, Mina apretó los labios completamente confundida por las acciones de la pelinegra, por instinto elevó ligeramente sus manos al no saber que hacer.

La joven había creído firmemente que su hermana estaba furiosa con ella, pero al sentir como esta se mantenía apegada a su torso como si de un cachorrito asustado se tratase, anhelando con tanta vehemencia el tener un momento intimo de hermandad; habían provocado que sus conclusiones fueses completamente erróneas logrando descolocar los pensamientos del alfa. Mina parpadeó permitiendo que Momo escondiera su rostro entre su cuello y clavículas, rápidamente la castaña deslizó sus palmas por la espalda de la menor intentando proteger aquel llanto desgarrador.

—¿Qué sucede?—cuestionó Mina intentando no pensar en que se trataba de su hermano menor, no, la muchacha se negaba rotundamente a la posibilidad de que aquellas amargas lágrimas fuesen causadas por algo relacionados con el rubio.

—Y~Yuto... Yuto—Momo sollozaba su nombre llevando con rapidez sus dos manos hacia su rostro permitiendo que el eco de su llanto fuese amortiguado por sus palmas.

Mina dejó de respirar observando como Dahyun veía a su novia; ella podía sentir el dolor de su pareja, podía sentir cuan doloroso era para Momo lo sucedido con su hermano, y aun así, siendo más que consciente que su beta la necesitaba ella no había sido capaz de consolarla. La japonesa tragó saliva dando un paso hacia atrás, la muchacha le proporcionó un ligero empujón a los hombros de la pelinegra logrando que esta se despegara de su anatomía. Mina ni siquiera había sido capaz de preguntar que sucedía con el menor, no se atrevía a pensar en las consecuencias que su hermano tuvo luego de aquella sangrienta pelea que él, lamentablemente había sido el más afectados, la joven simplemente caminó hacia la salida sintiendo su corazón latiendo con lentitud, cada latido más lento que el anterior, casi parecía que en cualquier momento simplemente iba a dejar de bombear; ella realmente pensaba que se iba a detener.

La castaña caminó por el pasillo escuchando el llanto de su madre desde la habitación del menor, la japonesa apretó su quijada siguiendo con la idea de que él estaba bien; sí, él realmente se encontraba bien. Mina se quedó de pie frente a la puerta de madera sintiendo su piel erizándose ante los sollozos de su progenitora; tan dolorosos, tan desgarradores, la muchacha entreabrió sus labios permitiendo que su húmeda lengua se deslizara por su cerezo inferior siendo un movimiento involuntario preso de los nervios. Se quedó ahí por un par de minutos intentando no huir por el temor, rápidamente la castaña tomó grandes bocanadas de aire a la vez que elevaba su mano para presionarla contra la madera, Mina tragó saliva ejerciendo un poco de su peso sobre la puerta para que esta se abriese revelando el panorama que aquellas cuatro paredes eran capaces de ofrecer.

Mina se quedó congelada ante la escena que se mostraba frente a sus ojos; su padre se mantenía de rodillas contra el suelo sosteniendo entre sus manos la palma de Yuto, al mismo tiempo que cerraba sus párpados dejando que las lágrimas descendieran por el borde sus ojos deslizándose por sus pómulos hasta terminar por caer de la quijada hacia el cobertor de la cama. La japonesa sintió un nudo en su estómago al observar la forma en que su progenitor lloraba, parecía un bebé, un niño pequeño llorando porque no le compraron su juguete más deseado, y realmente no pudo evitar el pensar en Tzuyu, él la abandonó, jamás lloró por ella de esa forma, ¿A caso no sentía remordimiento por aquello? La castaña dio un paso en el interior del lugar observando como su madre se aferraba en el otro brazo del rubio, parecían desesperados, lloraban deforma desolada como si supieran cual era el final de su hermano.