The Wolf Woman [G!P]

Antigua manada.

Narrador omnisciente;

La mañana llegó con sus acalorados rayos adentrándose por debajo de las persianas, la energía luminosa logró el despertar del alfa que descansaba pacíficamente sobre el suelo del lugar, la castaña jadeó al sentir sus extremidades acomodándose en sus respectivos puestos mientras que de fondo se podía oír como algunos de sus huesos tan solo crujían. Mina abrió sus párpados observando el blanquecino techo sintiéndose ligeramente confundida por desconocer aquello. Mina podía sentir su corazón latiendo con fuerza mientras que su acelerada respiración cada vez sonaba con mayor fuerza en aquellas cuatro paredes. La muchacha intentó incorporarse sintiendo su cuerpo completamente adolorido, ¿Donde estoy? fue el primer pensamiento que cruzó por su mente al percatarse de la habitación desconocida, la japonesa tragó saliva agachando su rostro para ver su cuerpo al desnudo completamente pintando por sangre seca, ¿Qué hice? se cuestionó ligeramente asustada de olvidar por completo lo sucedido la noche anterior.

Mina intentó colocarse de pie sintiendo sus piernas temblar ante sus extremidades aun lo suficientemente sensibles como para poder mantener el peso de su cuerpo, los ojos del alfa se deslizaron por el lugar posándose en un cuerpo femenino que descansaba pacíficamente sobre la cama, sus párpados se expandieron ante la sorpresa sintiendo como su corazón se detenían de golpe al reconocer a la propietaria de aquel esbelto cuerpo; Maldita sea Tzuyu, pensó la muchacha con sus manos ligeramente temblorosas ante el escalofrío que recorrió su espina dorsal. La castaña volvió a fijarse en su cuerpo desnudo cuestionándose si la sangre cubriendo su piel tenía algo que ver con la presencia de aquel alfa, la joven suspiró caminando con dificultad hacia la puerta, rápidamente posó su mano sobre la manilla de metal tirando de esta para tener pase en el interior de la pequeña habitación que pudo diferenciar como un baño.

La japonesa se duchó sintiendo como pequeños recuerdos golpeaban su mente, por instinto llevó su palma hacia su pecho teniendo el vivido recuerdo de unas garras perforando su pecho y como la sensación de agobio y desesperación comenzaba a propagarse por todo su ser. Mina jadeó inclinando su cuerpo hacia adelante mientras que posaba su palma contra las húmedas baldosas intentando no perder el equilibrio. La joven rapidamente recordó a Nayeon provocando que sus latidos nuevamente se disparara; ella esta a salvo, suspiró ante aquel pensamiento sintiendo como sus comisuras se alzaban en una bonita sonrisa, la castaña no pudo evitar el contraer su abdomen ante el frío tacto del agua golpeando su cuerpo provocando que jadeara en el proceso. Luego un par de minutos la muchacha salió de la ducha enrollando su cuerpo con una toalla mientras que permitía que su húmedo cabello empapara sus hombros.

Mina caminó por la habitación en dirección del pequeño mueble de madera que mantenía el lugar, velozmente la joven abrió los cajones observando la ropa masculina que conformaba cada uno de los espacios. Deben ser de Yuto, pensó la castaña mientras que se colocaba una camiseta negra y tomaba unos pantalones claros. La muchacha se terminó de colocar la ropa ajena a la vez que se giraba topándose de frente con el rostro somnoliento de la morena.

—¿Qué hago acá?—cuestionó Tzuyu confundida mientras que se acomodaba sobre el colchón cubriendo su entrepierna con las sábanas—¿Por qué estas tu acá?—preguntó deslizando sus palmas por su rostro en un vano intento por despertar.

—Esperaba que tu me lo dijeras—admitió Mina a la vez que giraba sobre sus talones buscando entremedio de la ropa de su hermano algo que le sirviera a la alfa para cubrir su desnudez.

Mina escuchó el suave suspirar de la morena mientras que continuaba en su búsqueda por las prendas más cómodas, luego de un par de segundos la joven se giró sosteniendo entre sus brazos una camiseta blanca y unos pantalones cortos. Rápidamente la muchacha se acercó a la morena estirando sus manos para hacer entrega de las prendas ajenas observando en silencio como, a diferencia de ella, Tzuyu estaba completamente limpia; libre de la sangre ajena, aquel detalle no pasó por alto en la alfa quien, con el ceño fruncido comenzó a cubrir su desnudez.