Colapso

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Narrador Omnisciente;

Mina al ingresar a su hogar caminó hacia las escaleras comenzando a subir cada escalón con completo cansancio, la muchacha apoyó su palma contra el barandal entrecerrando sus párpados al sentir los cálidos rayos del amanecer azotando su vista, la joven arrastró sus pies por el pasillo en dirección de su habitación mientras que se quitaba su camiseta manchada por la sangre ajena. La castaña ingresó en el lugar lanzando aquella prenda contra una de las esquinas de la habitación, rapidamente se encaminó hacia el pequeño baño privado terminando por despojarse de las prendas que aun cubrían su anatomía. Desnuda se introdujo en la bañera tomando asiento en el mármol de esta, velozmente inclinó su torso tomando entre sus dedos la manillas, de un solo movimiento giró aquella pieza permitiendo que el agua fría azotara sus pies comenzando a llenar la bañera.

La castaña relajó sus músculos echando su cabeza hacia atrás, el agua congelada lentamente comenzó a cubrir su cuerpo hasta llegar a sus clavículas, Mina se quedó quieta sintiendo como el frío penetraba su piel mientras que alargaba un fuerte suspiró. La joven se acomodó volviendo la vista al frente para comenzar a limpiar sus extremidades cubiertas por la sangre del vampiro. Mina giró su cuerpo tomando la esponja que solía mantener al lado del jabón corporal, la extranjera la sostuvo entre los dedos a la vez que lo pasaba por su brazo izquierdo, observó en silencio como la sangre se mezclaba con el agua, por instinto apretó sus labios ante el vivido recuerdo de como acabó con la vida de Hoseok; sangre salpicando contra su rostro, su mano hundiéndose contra las cálidas carnes del pecho ajenos a la vez que observaba aquella mirada vacía que el ex humano le demostró ante que su último aliento hubiese azotado contra su mejilla, pero lo que realmente le estaba atormentando la consciencia es que, a pesar de haberlo asesinado ella no sentía ninguna pizca de arrepentimiento. Mina jadeó encorvando sus hombros a la vez que soltaba la esponja al recordar el por qué lo había hecho; Nayeon, pensó la castaña levantándose de la bañera para luego simplemente inclinarse tomando la pequeña cadena que mantenía el tapón.

La japonesa tomó la bata que colgaba de la puerta envolviendo su cuerpo con aquella suavidad. Rápidamente salió del baño encontrándose de frente con un cuerpo femenino esperándola sobre su cama, la muchacha frunció el ceño tomando las tiras de algodón para hacer un nudo cubriendo sus intimidades de aquella penetrante mirada castaña. Mina relamió sus labios dando un paso en el interior de la habitación mientras que veía cada movimiento que Chaeyoung ejercía.

—Chae...—La japonesa intentó hablar pero sus palabras murieron al observar como la coreana pasaba sus palmas por sus mejillas—¿Estás llorando? ¿Por qué lloras?—cuestionó confundida acercándose velozmente al cuerpo de su omega estirando sus manos para tocar con la yema de sus dedos la piel de porcelana que la joven mantenía.

Mina entreabrió los labios completamente sorprendida al sentir como la muchacha le brindaba un fuerte empujón, logrando con completa efectividad que diera un par de pasos hacía atrás.

—Estabas con ella, ¿Verdad?—cuestionó la joven a la vez que las calientes lágrimas brotaban deslizándose por sus pómulos—¡Estabas con tu puta imprimación!—lo afirmo con furia levantándose de la cama para empujar nuevamente el cuerpo de la alfa—¡¿Ni siquiera eres capaz de negarlo?!—le preguntó con la voz ahogada mientras que la castaña tan solo la veía a los ojos—miénteme, por favor, miénteme... dime que no estabas con ella, te lo suplico.

La japonesa tragó saliva parpadeando con rapidez para disipar las lágrimas que se habían acumulado en los bordes de sus ojos, la joven por instinto dio un paso hacia el cuerpo de su omega siendo nuevamente recibida por un fuerte empujón.

—Ella se encontraba en peligro—contestó Mina sintiendo su mejilla arder ante la fuerte bofetada que Chaeyoung le brindó. Se quedaron en silencio observándose a los ojos mientras que el único sonido que se podía oír era la fuerte respiración de la pelinegra—lo siento—se disculpó manteniendo sus ojos en cada movimiento que la omega ejercía, percatándose como la muchacha nuevamente tomaba asiento sobre el colchón—no puedo evitar que mi cuerpo reaccione cuando ella esta en riesgo, es algo involuntario, me pasa contigo, con mis hermanos, tu simplemente no pue...—sus palabras se apagaron ante la continuación de su frase sintiéndose incapaz de continuar, porque ella era consciente que la Omega no merecía ese trato por su parte.

The Wolf Woman [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora