The Wolf Woman [G!P]

No me lastimes.

Narrador Omnisciente:

Mina sintió su cuerpo paralizarse en el momento que su padre le señalo a la pelinegra que se sentara a su lado, la muchacha por instinto agacho la mirada deseando mantenerse concentrada viendo la comida que su madre había preparado con tanta emoción. La japonesa apretó su quijada en el instante que escuchó la risa de los desconocidos, y no pudo evitar el alzar la mirada sintiéndose verdaderamente confundida de ver que todos reían a excepción de ella. La japonesa apoyó sus brazos sobre la mesa empuñando con fuerza los cubiertos, sus ojos se mantuvieron fijos en el rostro sonriente del mayor, rápidamente deseó comprender lo que sucedía en la cabeza de su padre, ¿Cómo podía reír? se preguntó en silencio intentando entender como alguien que tenía a su hijo acostado como un vegetal sobre la cama sin saber si estaba entre la vida y la muerte podía reír con tanta naturalidad; como si realmente no le importase en lo mas mínimo la vida del rubio.

La japonesa mantuvo su mandíbula tensa sintiendo como la sangre hervía en el interior de su cuerpo, ¿También reías de esa forma cuando tu omega moría por tu infidelidad? se cuestionó teniendo el impulso de encajar sus garras en el interior de sus palmas y realmente no podía evitar el pensar en ese tipo de cosas; toda su vida había sido criada odiando a Zhou Tzuyu, odiando a una persona que en realidad no conocía, a alguien que estaba tan llena de dolor y angustia, tan triste y desamparada, con el simple anheló de ser amada, de ser querida. Mina no fue capaz de soportar sus propios pensamientos; se estaba ahogando en aquella habitación.

—...—Mina se levantó de golpe con sus orbes de un tono rojizo y la sangre deslizándose por las heridas de sus palmas, el dolor de sus hombros se había disipado por completo y no pudo evitar el pensar en Nayeon siendo más que consciente que ella tenía la culpa de su mejoría—Iré... yo debo tomar aire—admitió en el momento que sintió las miradas curiosas posadas en su rostro.

—Claro, Chaeyoung puede acompañarte—comentó su padre restándole importancia al asunto para centrarse plenamente en cortar la carne que mantenía en el interior de su plato.

Mina apretó sus labios queriendo decirle que no, que ella deseaba con todas sus fuerzas el estar a sola, pero simplemente aceptó la sutil orden que su progenitor había soltado. La japonesa estiró su mano en dirección de la coreana sintiendo sus músculos contraerse ante el cálido tacto de los dedos ajenos sobre su lastimada palma, salieron en silencio con sus manos unidas, Mina apretó sus dientes al sentir sus heridas escocer por el tacto ajeno, pero a pesar de aquello, simplemente lo dejó pasar sintiendo su cabeza punzar ante los pensamientos que no la dejaban en paz.

—Tu mano sigue sangrando—comentó Chaeyoung quien seguía sosteniendo la palma lastimada de la japonesa.

—Se curará, pero si te da asco puedes soltarme, a mi me da igual—contestó Mina siendo más que sincera, rápidamente se llevó la grata sorpresa de sentir como la muchacha soltaba su mano permitiendo que perdiera el calor que su palma anteriormente le estaba proporcionando.

La castaña apretó su quijada caminando por el pasillo en dirección de la puerta trasera, la joven por instinto agachó su mirada alzando sutilmente sus manos hacia el frente para ver que tan mal estaban las heridas que ella misma se causó, la muchacha suspiró notando como lentamente sus carnes separadas comenzaban a unirse comenzando su curación. Mina empujó ligeramente la puerta escuchando como Chaeyoung la seguía en silencio, la castaña mantuvo su rostro sin ningún tipo de expresión observando como el cielo comenzaba a tomar aquel característico tono anaranjado.

—Mina—llamó Chaeyoung provocando que la mencionada girara su rostro viendo por sobre su hombro como la muchacha estiraba su mano, la castaña frunció intentando ignorar su mano alzada, pero por más que intentó no girarse las intenciones de su alfa fueron lo suficientemente claras para su gusto—¿Ya encontraste un lugar para pasar la luna llena?—preguntó con suavidad a la vez que sostenía una de las palmas lastimada de la contraria.