Recuerdos

1.5K 262 39
                                    

Narrador omnisciente:

Mina se quedó inmóvil manteniendo sus oscuros ojos fijos en como Nayeon continuaba corriendo a través del bosque intentando desesperadamente el huir de la joven, y la castaña no pudo evitar aquella mueca de preocupación al percatarse como las rodillas de la joven colisionaban contra las secas hojas del suelo en el instante que estas colisionaban con diferentes obstáculos que el mismo lugar en sí le estaba proporcionando, desde la lejanía el lobo podía notar lo aterrada que se encontraba la pobre humana y como, casi pareciendo completamente angustiada intentaba alejarse lo más posible de la alfa. La castaña suspiró manteniéndose en su sitio mientras que era capaz de sentir el corazón de su imprimación galopando con una fuerza preocupante. Mina le daría la oportunidad de asimilar lo que había visto, porque era más que consciente que la pelirroja ni siquiera debería estar aceptando aquella sobrenatural realidad.

La japonesa giró sobre sus talones agachando su mirada para ver como el rostro del vampiro comenzaba a tomar un tono grisáceo, la muchacha tragó saliva colocándose en cuclillas frente al inerte cuerpo del sobrenatural sintiendo su corazón bombeando con fuerza al percatarse como su anatomía comenzaba a pulverizarse frente a sus ojos terminando por ser tan solo un estropajo de ropa con cenizas. Mina estiró su mano tocando con las yemas de sus dedos la camiseta del ex humano, sintiendo como su cuerpo perdía el equilibrio ante los recuerdos del fatídico día de su expulsión de la manada.

Flashback; 

3 años antes de la actualidad.

Mina se encontraba en el sótano de su hogar manteniendo una postura desafiante y sus afiladas garras al descubierto, el sudor cubría por completo su cuerpo como también la ira que emanaba de este, la muchacha gruñó corriendo en dirección del malgastado saco de boxeo encajando con fuerza y sin ninguna pizca de piedad sus garras contra la gruesa goma del objeto. La castaña jadeó impactando con brusquedad su rodilla derecha contra el saco a la vez que sus dos extremidades superiores sostenían con ayuda de las garras el peso de su cuerpo, la muchacha inclinó su rostro incrustando sus colmillos contra su objeto de pelea saboreando la goma de este. El alfa estaba cegado por la furia, sus golpes cada vez se volvían más certeros que el anterior, logrando que, el pobre saco de boxeo no fuese capaz de aguantar más, terminando por rasgarse a la mitad esparciendo la arena por todo el suelo de la habitación. 

La alfa rugió con furia comenzando a golpear todo lo que encontraba a su paso sin siquiera importarle el dolor que sus palmas estaban padeciendo ni el de sus nudillos que estaban siendo brutalmente lastimados- si no entrenaba decepcionaba a su padre, provocando que este utilizase a Momo como su intercambio- enrabiada la japonesa le dio el último puñetazo a la goma del saco, velozmente irguió su espalda con la respiración irregular y el corazón bombeando como desquiciado, la joven dio un paso hacía atrás pasando la saliva por su seca garganta haciendo una mueca de dolor ante el malestar que aquella acción le causo, velozmente la muchacha posó sus empapadas palmas contra sus caderas desnudas relamiendo sus labios mientras que se giraba sobre sus talones para comenzar a caminar en dirección de la salida de aquel solitario y tétrico lugar, agotada Mina subió los escalones hasta llegar al primer piso, el sudor aun se deslizaba por su cuerpo resbalando de su mejilla hasta sus expuestas clavículas, la castaña caminó por el largo pasillo de su hogar admirando las viejas pinturas de sus antepasados.

Mina frunció el ceño en el momento que escuchó voces provenientes de la habitación principal, confundida la joven se dirigía hacia el sonido percatándose que se trataba de una voz femenina y otra masculina.

—No es mi hijo, ¿Por qué siquiera debería hacerme cargo de él?—cuestionó la voz de la madre de la castaña provocando que la japonesa pegara bruscamente su espalda contra la pared en el momento que llegó al borde de la puerta que daba en dirección de la habitación—Akira, no puedes simplemente traerlo a la manada y nombrarlo como tu hijo, te castigarían y más si se enteran de tu antigua omega—aclaró sonando completamente asustada para los oídos de la alfa.

The Wolf Woman [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora