360°

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... y volaré despacio mientras el ocaso vea las aves alzar vuelo y el señor sol diga adiós con su manita roja. Hasta mañana te veré de nuevo señor sol, mañana me levantarás con tus imponentes rayos otra vez. Adiós amigo sol...

Estaba leyendo el libro El señor sol, de mi autoría, es un cuento para niños.

Bajo la mirada y ya su respirar era leve, sus ojos entregados a Morfeo y su boca a medio cerrar, formaba una trompa en sus labios que me hizo desear comérmela entera, mi pequeña, mi bebé, nunca permitiré que algo te cause llanto... nunca.

Dejo el libro en la mesita de noche más cercana, agarro a la bebé con mis dos manos para llevarla a su cuna, suspira cuando la acomodo y abre sus dos brazos al lado de su cabeza y una lágrima desborda en mis ojos, rehaciendo imágenes tristes que mi bebé nunca recordará.

Dejo la lámpara de noche encendida, como siempre, bajo las gradas debo arreglar la cocina y lavar todos los biberones de Marylú para que  estén listos por la mañana. Luego seguiré buscando empleo por internet, ser escritora no me deja monetariamente casi nada.

Como quisiera un trabajo más estable y ahora más que nunca con esta pequeña comelona.

Marylú tiene 8 meses, es mi sobrina, hija de mi única hermana, quién tras una fuerte lucha contra un tumor cerebral dejo a mi cargo a la nena, mi hermana Karina era una gran mujer, era maestra, tenía un corazón  bello, era humilde, muy cariñosa, leal.

Ella falleció hace 6 meses, fue una pérdida muy dolorosa para mí.

Mi mamá quiso quedarse con la bebé, pero Karina dejó un documento con un abogado donde me concedía la custodia de la bebé, nunca iba a darle la espalda a mi hermana cuando más me necesitó, ni mi conciencia iba a estar tranquila si me negaba a la crianza de mi sobrina, mi mamá es muy adulta no puede estar al total cuidado de una bebé, yo se la dejo cuando tengo que hacer alguna diligencia donde no puedo llevar a Marylú conmigo.

No voy a decir que ha sido una aventura perfecta, pero tampoco voy a decir que no ha sido maravilloso cuidar a mi sobrina a mis 25 años mi vida dio un giro de 360 grados, no soy la misma de antes, siempre he sido responsable, pero antes tenía vida nocturna más seguida junto a Karina, ambas fuimos sanas, pero nos gustaba bailar, bueno aún me gusta.

Sufrimos mucho todo el embarazo de Karina pues no siempre estaba bien, pasó los últimos meses de embarazo muy mal, después del nacimiento su estado empeoro.

En dos días más Marylú cumplirá 9 meses, es una niña muy tranquila, le encanta y se duerme escuchando mi voz al contarle cuentos o cantarle alguna canción. Creo que será muy inteligente se le nota en los ojos y en algunas actitudes, tal vez exagero un poco, pero casi estoy segura que será muy inteligente.

Me voy al cuarto con mi laptop en mano, tal vez hoy me inspire y escriba algo digno de un bestseller  y ganar muchos premios de mejor escritora del mundo, bueno soy un poquito soñadora nomás, se vale soñar en un mundo cruel. Tan cruel que por internet no he conseguido ningún trabajo decente.

Antes de ir a la cama tomo un baño para relajarme, Marylú generalmente no se despierta por las noches, sólo si se siente mal, ya se acostumbró a dormir toda la noche, luego del delicioso baño, me dispongo a escribir y nada, nada circula por mi imaginación, es como si las letras tomaron unas largas vacaciones en algún crucero por el mediterráneo o están escondidas bajo la penumbra de la cama. Vaya esta noche también me iré a dormir en blanco, ni una letra se asoma.

Mi mini reloj despertador a las 6 am suena, es la pequeña y hambrienta Mary. Voy hasta su cuarto donde está llorando.

- ¡Hola bebé!.... ¿cómo amaneció la princesa más bella del planeta planetario?- su llanto se tranquiliza en mis brazos.

- Ven vamos por comida ¿sí?- le doy un beso en la mejilla y le limpio con mis dedos las lágrimas de llanto mañanero, ella sonríe y eso me mata.

Llegamos a la cocina y la coloco en su sillita de comer, intenta llorar y le hablo, eso la tranquiliza mientras le preparo su leche, cuando ya está todo listo la tomo nuevamente en mis brazos y me la llevo a la terraza donde recibimos el sol de la mañana mientras ella toma su leche.

- Mary mañana te haces más viejita, mañana cumples 9 mesotes- ella me mira sin entender las palabras- ¿Qué haremos mañana para  tu cumple mes?   ¿Quieres un helado?- me mira otra vez- ¿bien esa mirada me ha dado la respuesta, hoy iremos a comprar algunas cosas para ti y para mí, no hay mucha plata, pero ya Dios proveerá.

Pasamos unos 20 minutos ahí, luego subimos las gradas dispuestas a un baño, ella empezaba a gatear, le quito la ropa y la dejo en la alfombra de mi cuarto en pañales, nada puede pasarle en el piso, voy hacia su cuarto por su toalla y cuando  regreso veo a Marylú en la orilla de las gradas buscando bajar. ¿Cómo salió tan rápido?

- ¡No, no, no!, debo tranquilizarme ¿qué hago? si corro se puede asustar y caer, si grito también ¿qué hago? ¿Qué hago Dios? ella me mira con una sonrisa, en ese momento no grata para mí, pero le sonrío, me acerco poco a poco, ella está muy a la orilla se sienta frente a mí de espaldas a las gradas y está en un desequilibrio corporal de atrás hacia adelante y de adelante hacia atrás, en un momento veo como ella se va de espalda.

Es sólo mi imaginación, uff me siento una mala tía.

-Marylú- digo bajito- ven nena- le tiendo mis brazos cuando estoy sumamente cerca, me acuesto en el piso para que  sienta que estoy de su tamaño, a su nivel y no me vea como amenaza, ella me mira seria, y trata de moverse, yo estiro una mano y la logro agarrar de la manita.
-Ufff me has asustado nena- ella balbucea algo y ríe.

Pero yo soy la culpable, dije muchas veces que debía poner algo en estas gradas, es muy peligroso para ella, más ahora que empieza a caminar... Dios ni plata tengo para cambiar de casa y mi mamá no tiene espacio para nosotras... ¡no sé qué haré!

Pasado un rato y tras el susto la baño y la llevo a su cuna, ella toma una siesta mientras yo tomo un baño rápido para prepararme para salir al supermercado.

MarylúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora