Ella entró en crisis

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Con mi corazón rebozando en emociones contradictorias salí del consultorio, mi corazón emocionado latía sin parar, en mi vientre crecía un ser, un bebé, mi hijo. Mío y de Runako.

Mi mente por otro lado fastidiada y lastimada me decía que no me alegrara ya él no estaba conmigo, él tenía una familia, una a la cual yo misma lo arrojé.

Cuando mis ojos vidriosos vieron los ojos verdes del hombre que sembró su más fértil semilla en mí, sentí tantas ganas de abrazarme a él y darle la noticia. Mi boca dibujó una sonrisa cargada de nervios, sentí como mi labio inferior temblaba, él me veía de una manera interrogante.

Lo veo acercarse a paso ligero y voraz, con la seguridad de un león ante su temida presa. Bajo la mirada.

-¿Todo está bien con Mary? Qué tienes? Estas pálida....-Me mantengo con la mirada hacia el piso, no logro mirarlo a los ojos soy una vil cobarde que en vez de luchar por él lo arrojé a la boca del lobo, un lobo sin escrúpulos, un lobo poco fiable.

-Nno ocurre nada. Todo. Todo. Está bien.-me acomodo mis anteojos, se acerca mucho más a mí, siento su respiración ondeando mi cabello, pone un mechón rebelde detrás de mí oreja, con su dedo pulgar e índice levanta mi barbilla obligándome a verlo.

Sus ojos son tiernos, amorosos y con vos suave y preocupada dice:

-¿Qué pasa nena?-un adjetivo que me fascina escucharlo de sus labios.

-Mamita.... ¿Qué pasa?-Marylú interrumpe intrigada e imitando preocupación, una preocupación que imita de su padre y le agrega una frente fruncida a su ademán paterno.

-Todo está bien.. Es. Solo. Bueno. Nada, no pasa nada. Estoy feliz de que estés bien-Runako se aleja al ver mi reacción se sienta en la silla.

-Buenos días-saluda una enfermera. Voy a reemplazar este suero y creo que también la sangre. ¿Cómo está la princesa Marylú hoy? La única enfermera que ha sido amable y cariñosa, todas han entrado en su papel, sin alma.

-Bien. Mile tego Dola... ¿Quiele vela? Aquí ta, vea.-La enfermera se acerca son una sonrisa.

-Pero vaya que eres una princesa con suerte...¡Yo no tengo un aparato de esos!

-Se lo plesto.. tenga.. lléveselo-extiende el DVD y se lo ofrece.

-Que linda Marylú, pero mejor me lo prestas otro día, hoy estoy hasta aquí (se hace una línea de la frente) de trabajo. Pero guárdalo tú y así tampoco te aburres. ¿Vale? Yo pasaré por aquí más tarde a ver contigo Dora.- le dice con una espléndida sonrisa y Marylú asiente contenta.

-Mientras Linda, la enfermera, (eso dice su blusa) hace su trabajo y le entabla conversación a la niña giro mi rostro hacia Runako quien me está viendo con ojos de fuego y con su dedo pulgar se acaricia el labio inferior. Yo quito la mirada a velocidad relámpago y doy media vuelta para salir de la habitación, justo cuando voy a abrir la puerta, esta se abre y me pega en el zapato, pero del susto mi gesto fue exagerado como si me hubiera golpeado la cabeza al ir viendo hacia el suelo, mi cabello voló por todas partes.

-Oh perdón... ¿te lastime? ¿Estás bien?- por un acto de reflejo, creo, Alcides lleva su mano a mi vientre. Yo me quito de golpe.

-Sí. Está bien. Digo... estoy bien. No veo a Runako, pero en mi espalda siento un fuego abrazador que me calcina todo el cuerpo.

-Bien... perdón por el susto, entonces. -Con una sonrisa confidente me ofrece disculpas Alcides. Yo me regreso a la par de él hacia Mary. Si él ha venido es que algo importante ha de decir.

Linda lo saluda con una sonrisa nerviosa, yo lo veo a él y él la mira nervioso y anonadado.

Vaya.... cupido anda golpeado fuertemente sus flechas en el hospital ... a mí no me engañan.

MarylúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora