La cruda verdad

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Son las cinco de la tarde estoy con Marylú en el jardín disfrutando de una bella tarde soleada, muchas veces se me hace difícil acostumbrarme a todos los cambios que hemos tenido, miro a la nena y su sonrisa me dice que está muy bien, que siente el calor de la familia, que el estar rodeada de amor le hace bien. Ya ha pasado  casi 1 meses en casa de Runako. Mary ya tiene  11 meses. Muchos momentos felices para conservar en el corazón, siento mi corazón arrugarse si algún día me despierto de este sueño surrealista.

Marylú dibuja en su boca palabras que fácilmente pronuncia bien, tiene su osito rosa en sus manitas y un tarareo de sílabas inundan sus labios, ya dice muchas palabras Runako y yo le hablamos mucho.

- Miranda... Hay alguien que quiere verlas- Melinda está de pie detrás de mi ¿en qué momento sonó el timbre? estaba tan hundida en mis pensamientos que no escuché nada del exterior.

-¿Si, quién es?- me asombra que alguien nos busque, pues no conocemos a nadie aquí.

-Es la amiga de Runako... una del canal- contesta nerviosa ¿porque está nerviosa?- ¿la hago pasar aquí o la recibes en la sala?

-En la sala está bien Melinda, gracias- ella da la vuelta y entra a la casa

-Marylú... ven vamos, tenemos visita- le digo con una sonrisa tierna ella me mira fijamente, tiene la misma mirada de Runako.

-Mamá... mamoch- dice la renacuajita, sonrío y le doy un beso en la mejilla,  le hago cosquilla con un dedo en la axila, ella ríe a carcajadas y eso me hace enloquecer de amor.

La tomo en mis brazos y camino hacia adentro de la casa, me sorprendo al ver la belleza de esa mujer, una flaca, de cabello rubio, alta, muy linda de cara, pero a leguas se nota lo superficial que es, la primera vez que la vi del enojo que me causó su presencia no le presté mucha atención.

Está sentada en un sillón sumergida en su móvil, cuando siente mis pasos sube la vista, con una sonrisa falsa ¿será que sus pechos también son falsos?

-Hola?- la verdad no sé cómo actuar la última vez que estuvo aquí, creyó que yo era la niñera.

-¡Hola... hola bebé!- mira con una pequeña sonrisa a la bebé

- ¿Runako no está ¿en qué puedo ayudarle?

-Por favor llámame Fernanda.  Fernanda Temexú. Otra con nombre raro

- Mucho gusto Miranda y soy...

- Si yo lo sé, la tía de la bebé- me interrumpe

- Soy su madre y para dejarlo muy claro ese trámite está en proceso- alza una ceja y su mirada es arrogante, la visita de esta mujer no trae nada bueno- ¿sabe Runako que estas aquí?

-No me digas ¿que no te sientes parte de esta casa como para recibir visitas, debes pedirle permiso a Runako?- dice con cizaña.

-Por supuesto que sí me siento parte, y tú no eres nadie para cuestionar nada de mi vida ni mi manera de actuar, no te conozco ni tú me conoces.

- ¿Entonces a ti quién te dio el derecho de meterte en mi relación?- casi grita, Marylú se asusta, hace cucharitas de llanto y sus ojitos están rojos, le acaricio el brazo para tranquilizarla.

- ¿De qué diablos hablas?

- Runako y yo somos pareja- grita, esta vez Marylú pega un grito, un llanto de susto, camino hacia la cocina- dame un segundo. Melinda- grito hacia la cocina, ella sale corriendo y le entrego a la niña, ahora entiendo su nerviosismo, le veo el rostro y está asustada y con miedo. Regreso cerca de la mujer que acaba de congelar mis sentidos.

MarylúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora