Marylú sufre

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 No sé realmente lo que eso significa y miro con zozobra a Alcides. Runako toma mi mano fuerte, él tiene en sus piernas a Marylú la miro con insuficiencia y una lágrima amarga recorre mi mejilla. Rápidamente me la seco.

Esto debe ser una de mis pesadillas, de esas que eventualmente tengo por las noches. Mi niña está bien. Mi niña está bien. Ella estará bien...ahorita despierto de esta horrible pesadilla.

Me repito esas frases como un mantra en mi cabeza.

-Generalmente esta enfermedad se descubre en el embarazo o en el nacimiento, este caso es extraño, Marylú va a cumplir un año. ¿verdad?

-Si-dice Runako y yo asiento- el cuadro que trae Marylú de hinchazón, ictericia y si no me equivoco trae un poco de anemia.

-Pero Alcides yo a ella la he cuidado mucho y sus alimentos siempre han sido sanos y variados - digo preocupada.

-Tranquilízate Miranda, esto no tiene nada que ver con descuidos. Esto es un problema de compatibilidad de la sangre entre la madre y la hija. Pero esperemos los resultados en unos pocos minutos estarán aquí, si gustan pasan a esta sala-se levanta y abre una puerta a un lado de su escritorio. Nosotros en modo robótico nos levantamos.

-Teno sed-dice la niña mientras caminábamos hacia la sala.

-Voy a traerte un jugo- digo, Runako toma mi brazo y me detiene- yo voy, necesito respirar-insisto y él me comprende.

-Mamita yo quielo il-lloriquea mi pequeña.

- Mamá ahorita viene-dice Runako

-Ven mi vida.... acompáñame-no puedo decirle que no, menos en esta situación veo a Runako y entiende mi dolor.

Los dos caballeros se quedan de pie mirándonos salir del consultorio.

Tomamos un ascensor y bajamos hasta la cafetería.

- Ete quielo yo mamita- ella eligió un jugo de uvas- y eta galleta-dice bajito como sin ánimos.

Justo en este momento no voy a ser estricta con lo que quiera llevarse a la boca la nena.

Mi pequeña saborea su merienda y me encanta ver con que entusiasmo se lo devora.

-¿Te gustó amor?

-Si etaba yico el fugo- sonreí, pero en mi garganta un nudo duro y grande impedía que soltara otra palabra-¿vamo onde eta papito?-me hala de la mano.

-¡Un momento pequeña! Tú tienes ufa ufa en ese pañal, vamos a un servicio para cambiarte-recuerdo que dejé el bolso en el consultorio

-Debemos subir por los pañales, mi vida.

Tomamos nuevamente el ascensor y subimos, la llevo de la mano, ella camina a mi lado.

-Mamita me alcha-y me extiende los bracitos hacia mí para que la alce.

-Claro que si mi cielo-la alzo y escucho su respiración agitada, recuesta en mi hombro su cabeza.

Cuando entro al consultorio veo el rostro de Runako blanco como una hoja de papel, me asusta verlo así y mi mente toma rumbos trágicos y veo un huracán feroz con aguas agitadas queriendo desbordarse en los ojos de Runako. Miro a Alcides y me mira con dolor y compasión.

-Han venido los resultados-me dice en un hilo de vos-ese tono no es bueno.

-Dime que todo está bien Alcides-guarda silencio-¿Runako?-digo tratando de contener mi llanto, pero exigiendo respuesta.

-Mis sospechas han sido confirmadas

-Explícame por favor que es exactamente eso... ¿Cuál es el tratamiento?-trato de sonar tranquila por la niña ahí presente. Marylú levanta la cabeza y le da los bracitos a su padre, éste la toma en brazos y la acurruca cariñoso.

MarylúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora