Un adiós

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-Yo. No. Sé. Perdóname. -dijo tratando de agarrar mi brazo, yo de un tirón me alejé un poco más.

-¿Cómo pudiste? ¿CÓMO PUDISTE?.... TE ODIO- grité

-Miranda... escúchame. ..-me ruega

-¿Cuánto tiempo tiene?-pregunté para echarle un poco más de sal a la herida, él baja la mirada a sus zapatos

-¿CUÁNTO RUNAKO?-le grito exigiendo una respuesta

-4 semanas-responde en casi un susurro con un tono de dolor

-No puede ser... tú ya estabas conmigo... eres un imbécil, idiota, un perro....te odio-le dije mirándolo a los ojos

-Escúchame...

-No hay nada que escuchar maldito Renacuajo

-Por favor Miranda

-Lárgate y no vuelvas nunca más...

-Déjame explicarte Miranda... de aquí no me iré hasta que me hayas escuchado-me dijo agarrando mi codo.

-¿Y qué vas a explicar? ¿Qué eres un estúpido? O mejor dicho yo soy la estúpida por creer en ti... jamás debí fijarme en ti... eres un mujeriego que no valora una mujer, eres un ... es que no tengo palabras para ofenderte, tú mismo te ofendes con las cosas que haces... y ése es tu martirio y castigo si es que tienes alma.

-Escúchame. ... por favor

-¡Habla de una vez, para que te puedas largar!

-Te amo...-le hago mala cara y sabe que justo en éste momento no es lo que deseo escuchar-cuando estuve con Fernanda aún no te amaba de la forma en que lo hago ahora. Te juro que fue sólo una vez, yo estaba confundido ya sentía cosas por ti, pero muy bien sabía que no eras mujer para una noche,  tenté a mi cuerpo a desear a otra, en esa ocasión Fernanda se quedó a trabajar muy noche conmigo y se me ofreció...

-No seas poco hombre, diciendo que se te ofreció, tienes los suficientes pantalones para ver por dónde van las cosas si una mujer se te insinúa.

-No quise decir eso-me asombra-lo que quise decir es que en mi mente me había propuesto tentar a mi cuerpo, porque mi cuerpo te ansiaba a ti y mi corazón estaba anuente a sentir amor por ti... entonces se me ofreció el momento para comprobar que tan fuerte eran mis sentimientos y supe después de estar con ella que lo que siento por ti es real y verdadero.

- Como puedes ser tan inmoral en decir eso. El amor no se comprueba de esa manera. Ella será la madre de tu hijo-dije sollozando mientras me retorcía los dedos y mi mirada perdida seguía el movimiento de ellos.

-¡No la amo, entiende!

-¿Y a tu hijo?-le recrimino fijando mi mirada en él con mucha rabia.

-Bueno... él bebé no es culpable.

-Debes hacerte cargo de la situación-me rendí en el sillón llorando, él se sienta a mi lado

-Perdóname, yo no quiero separarme de ustedes.

-Ya es tarde

-Miranda. ... no seas... Escucha yo... Miranda por favor...

-¿Miranda queee...? Ya parale con ése Miranda... ¿No pensaste en Miranda cuando te estabas revolcándo con ella, ah?

-¡Si te pensé! -Que cínico es por Dios santo....

-¿Qué? -pregunté furiosa

-Fue ahí donde me di cuenta que te amaba.

-Eres un cretino- él quiso acercarse y yo lo tiré lejos. Me levanté temblando, sintiéndome estúpida, usada, idiota, me sentí mareada, sentí muchas ganas de vomitar.

-Es mejor que te vayas...

-Talvez sea lo mejor por el momento- Él gira sobre sus pies dándome la espalda y se detiene con la cabeza agachada- ¿Puedo abrazarte antes de irme?-me suplica casi en un susurro que fue tan poco audible que si se hubiese mezclado con el viento lo no lo hubiera escuchado. Se gira lentamente para verme al mismo tiempo que yo, cuando nuestras miradas se encontraron había dolor, palabras sin decir, ojos llenos de lágrimas, confusión, arrepentimiento y en los míos dolor, humillación, desolación y desesperanza. Asentí respondiendo a su pregunta, se acerca poco a poco yo acerqué mis pasos hacia él. Nuestros brazos se fundieron en un abrazo perpetuo, donde era un callejón sin salida y un viaje sin retorno, ese abrazo me supo a despedida.

-No puedes abandonar a ese pequeño, es tu hijo igual que Mary y con él tienes la oportunidad de rectificar tus errores-le susurro en el oído- tu hija siempre será tu hija, pero a mí me perdiste.

-No... Miranda, espérame. Yo te amo a ti y quiero estar con Marylú también.

-No puedo quitarle a un bebé su padre-dije en tono de fastidio

-Estoy confundido y no sé qué haré con esta situación.

-Responder como debe ser.... debes casart... brindándole un hogar a ése bebé-no pude decir la palabra. Esa palabra que hace poco me la había ofrecido a mí.

-No quiero perderte....-me susurra

-No sigas. ..dime ¿por esto es que no nos permitiste regresar a tu casa a Marylú y a mí?

-mm mm...-no pronunció palabra pero esa gesticulación de su garganta me afirmaba lo que preguntaba.

-Adiós Runako, a partir de éste momento dejamos de ser pareja, ignórame, ni como amigos-dije aun aferrándome a su cuello.

-No seas cruel Miranda- se le quebró la voz

-No eres nadie para juzgar mis actos-lo solté de un empujón, caminé hacia la puerta y la abrí. Él metía sus manos en los bolsillos del pantalón y cabizbajo se acercó a mí.

-¿Puedo darle un besito a Mary antes de irme?-asentí, con una mano en la cintura y la otra en la puerta abierta.

Subió corriendo las gradas y en segundos lo vi bajando sin entusiasmo y creí ver como limpiaba rastros de lágrimas en sus mejillas.

-Nunca yo podría interferir en la felicidad de un niño-le digo justo antes de que saliera. Se detiene en seco frente a mí.

-Aunque esté con él y con su madre. Si no la amo, él nunca  será feliz. Me hubiera fascinado que hubiese sido contigo-me dice frente a frente, mirando mis ojos y yo veo esos ojos verdes que ya no volveré a ver.

-En la vida hay que ser justos. Y los actos siempre tienen consecuencias, ahora debes afrontarlas.

-Miranda-me susurra pegándose a mi

-Adiós Runako-doy un paso atrás y abro más la puerta, vi como una lágrima recorría la mejilla de él, era una lágrima de culpabilidad y desconsuelo. Dio media vuelta y se fue, llevaba en sus hombros el pequeño bolso de ropa. Yo tiré fuerte la puerta y me eché a llorar en el piso, tenía una herida cruel en mi corazón y un dolor muy grande alcanzaba mi ser.

Lloré.... lloré.... y lloré....no sé por cuanto tiempo,  no hubo lugar para la esperanza. Es un hijo o yo.... y por la experiencia con Mary, no era justo que otro hijo de él crezca sin padre..

Ya tendrá Mary tiempo con él.

MarylúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora