Prólogo

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La sábanas cubren mis piernas y parte de mi espalda baja, me encuentro recostada en el pecho de Jorge, la calidez que me ofrece esta postura me reconforta luego de un día de locos en el trabajo. El silencio brilla en la oscura habitación mientras la tenue luz que brinda este momento de la madrugada se filtra por los poros de la cortina.

Jorge se encuentra trazando relajadamente líneas imaginarias por el largo de mi espina dorsal, mientras ambos estamos sumergidos en nuestros pensamientos, luego de hacer el amor por última vez en esta noche. Por mi cabeza pasan aún las charlas de mis amigas de universidad, donde el tema principal son los bebés y lo maravilloso que es tener uno, desde hace unos meses, este tema ronda sin parar en mis pensamientos y no puedo negar que tener a un mini Jorgito corriendo por todas partes, con esos rulitos castaños hermosos saltando por su regordeta carita, me llena de entusiasmo.

Un bebé es lo que necesitamos para sentirnos completos como familia, lo he hablado con mi mejor amiga Paula, pero ella me dice que me lo tome todo con calma, que este tema implica madurez y responsabilidad por ambas partes. Creo que cumplimos con las características para ser buenos padres, tenemos un matrimonio que se ha consolidado en estos dos años, contamos con buenos empleos y tiempo para dedicarle a un pequeño. Además, según foros en Internet, a mis 26 años me encuentro en la mejor edad para procrear y no me gustaría dejar pasar este momento y después sufrir más para quedar en estado o mis embarazos tengan un mayor riesgo.

Con Jorge hemos querido llevar la tranquilidad de un matrimonio joven y sin hijos, por lo cual no hemos tocado últimamente el tema. Si mal no recuerdo la única vez que lo tocamos fue cuando me propuso matrimonio y dijo dentro de su discurso que quería que sea la madre de sus hijos. En todos estos meses no se lo he querido mencionar por la duda de que luego yo me arrepienta y él se quede entusiasmado. Pero ya estoy decidida.

- Jorge, estás despierto amor.- pregunto al sentir su respiración acompasada.

-¿Mmmm?- me dice en un tono perezoso- qué pasó Miky.

- Sé que no hemos hablado mucho del tema, pero no sé qué dirás, quizás pienses que no es el momento…- digo enredándome.

- A ver Mikaela, no te entiendo cariño, qué es eso que me quieres decir.- me interrumpe.

- Verás, hace unos meses he estado pensando el por qué no tener un bebé, te imaginas a un Jorgito junior diciendo papá cárgame o mami tengo hambre.- digo haciendo notar mi ilusión.

Jorge solo se me queda mirando, no me dice nada y empiezo a sentir el aire más pesado, en ningún momento me imaginé esta reacción por su parte, al parecer fue mala idea decírselo hoy. Sigo esperando su respuesta, siento que él suelta el aire que tiene contenido, pero sigue sin responderme.

- Cielo, di algo, si no quieres aún al menos dímelo y yo ya no me hago ilusiones.

- Mikaela, cariño, qué cosas dices, no te das cuenta que desde hace casi un año vengo con la idea dándome vueltas. Yo también quiero un bebé, mejor aún si es una nenita que se parezca a ti, que tenga esos ojazos verdes que te cargas y arrugue la nariz cuando sonríe igual que tu.

- Lo dices en serio, porque no me lo dijiste antes, yo no me di cuenta de tus indirectas.- digo curiosa, por más que él diga eso yo no me he dado cuenta, a veces soy muy poco observadora y vivo en las nubes.

- Amor, nunca he hablado tan en serio, no te lo dije porque tenía miedo de tu reacción, que tu no te sintieras preparada. No puedo creer que no hayas notado que paso más tiempo con mis sobrinos y cada vez que vemos un pequeño mis ojos se llenan de luz.- dice dejándome aún más enamorada de él.

En un impulso de emoción me siento a horcajadas sobre él y beso sus labios con desenfreno depositando en este todo el entusiasmo, amor y pasión que siento por él y su respuesta. Rápidamente siento que su amiguito se activa al sentir una presión en mi entrepierna. Aleja sus labios de los míos y coloca una sonrisa en estos, no me resisto y le doy un suave beso.

- Es esto lo que te tenía con la cabeza en la luna.- dice sobre mis labios.

- Al parecer no soy la única que no se daba cuenta de lo que sentía el otro, mi rostro se quedaba pegado en cada bebé que veía por la calle.- digo intentando volver a besarlo, pero él se aleja quedando yo sorprendida y haciendo un puchero.

- Tranquila. Amor, me has hecho el hombre más feliz en la faz de la Tierra.- dice y me da un beso que me deja sin aliento.

- Te parece si intentamos hacer un bebé aún bajo los efectos de la píldora anticonceptiva. Vamos, se que puedes un round más- me muevo sugerentemente sobre sus caderas y siento que mi sexo cosquillea al sentir su miembro erecto, siendo este correspondido por un jadeo de sus labios.

- Hermosa, yo siempre estoy listo para ti, no sabes como me pones cuando te mueves así. Tomemos con calma lo del bebé- dice colocándose inesperadamente sobre mi cuerpo, contradiciendo completamente sus palabras- te amo y amaré a nuestro pequeño, eso es lo que importa.- se hace espacio entre mis piernas y me penetra suavemente erizando los vellos de mi nuca. Al parecer me apresuré cuando dije que el anterior fue el último asalto, la noche sigue prometiendo.

El prólogo de mi segunda historia publicada, espero les guste. En las siguientes actualizaciones les iré mostrando como serían para mi los personajes. ;)

Whisky + Vodka = FamiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora