Capítulo 21 - Hermosamente estúpido

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POV's Mikaela

Me siento realmente cómoda, cobijada, calentita y rodeada de una fragancia sumamente atrayente. No quiero salir de esta sensación tan tranquila, pero inevitablemente mis ojos empiezan a abrirse. La habitación está oscura, ¿cuánto tiempo he dormido? Me acurruco más hacia el calor y vuelvo a cerrar los ojos.

Una súbita caricia en mi vientre ocasiona que me estremezca, mis ojos se abren y la sonrisa que se empezaba a extender por mi rostro se interrumpe abruptamente cuando una oleada de náuseas me invaden. Quito el brazo que rodea mi cintura y corro en busca del baño.

Enjuago mi boca y vuelvo al cuarto, la presencia de un cuerpo en mi cama abrazando la almohada sobre la que dormía me sobresalta, retrocedo y regreso de nuevo a esconderme en el baño.

—Respira, Mikaela respira. No entres en pánico —me reto a mi misma.

Agito mis manos intentando botar los nervios y relajarme, expulso el aire tres veces y doy pequeños saltos en tanto me hago la idea de que el cuerpo tan apetecible y cómodo con el que dormí acurrucada era el de Luciano. Cómo es que no pude darme cuenta, ingenua y despistada de mí. Tomando aire nuevamente ingreso al dormitorio, él sigue en la misma posición, con el cuerpo apenas cubierto por una sábanas enrolladas en sus caderas envolviendo sus partes nobles.

—¡Ey, ey Luciano! —digo moviendo suavemente su brazo, sin obtener resultado alguno—. ¡Luciano! —hablo y empujo su brazo más fuerte. Nada—. ¡Luuuc! —esta vez grito y lo empujo con mi pie.

Sobresaltado se levanta, se enreda con las sábanas para posteriormente caer al piso. Una sonrisa quiere escapar de mis labios, pero me esfuerzo por retenerla. Me mira confundido, un tanto desubicado, aquello que cubría su cuerpo cae al piso dejando al descubierto su anatomía bajo un ajustado bóxer.

—¡Oye, cúbrete! —me volteo para evitar que vea mi sonrojo.

—Ok, ok —dice apresurado—. Ya está.

—Ahora sí, me puedes explicar qué haces aquí. ¿Acaso esta no era mi habitación? —pregunto irónica, forzando a que mi mirada no se desvíe a su escultural abdómen.

—Si, si, lo siento. Solo pasaba a ver cómo estabas —me parece ver sus mejillas un tanto rojizas—. Mi hermana me dijo que estabas un poco decaída.

—Eso no responde a la pregunta de por qué estabas dormido junto a mí... y desnudo —culmino.

—Ah sí —se mira y parece recién darse cuenta de su situación, porque agarra más fuerte la sábana—, me quedé dormido, lo siento —vuelve a repetir causando que me frustre.

—Deja de decir que lo sientes, quiero respuestas. Tú estás casado, cómo es posible que le hagas esto a tu esposa, cómo es posible que me lo hagas a mí, cómo es posible que permita que me lo hagas —me cuestiono intentando hallar la razón.

No dice nada, solamente corre al baño y expulsa todo su estómago en el retrete, jala la cadena y se queda respirando agitado frente a este. Me acerco lentamente, quisiera permanecer indiferente, pero no puedo no afectarme, esa persona remuevo cosas en mi por más que intento convencerme que me ha engañado.

—¿Estás bien? —digo dudosa.

—No tengo esposa —responde dejándome aún más confusa.

—No me mientas, yo vi el anillo: "Eternamente nuestros, siempre LyR" —recito lo que decía grabado.

—Ya no está, se fue —dice con una capa de lágrimas en sus ojos brillosos.

Estoy anonadada, lo veo sentarse al borde de la cama y colocar sus manos en su rostro. Me acerco y paso mi brazo sobre sus hombros. No debí ser tan brusca, tenía que saber, tenía que preguntarlo, pero no así.

Whisky + Vodka = FamiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora