Como lo predije, las lágrimas no cesaron durante el fin de semana, cada cosa que veía en la casa me recordaba a él, me recordaba a nosotros, a lo que habíamos vivido. La mancha de pintura que tenía la cortina de la sala, del día que decidimos pintar la casa y al final terminó en una guerra de pintura y muchos besos. Abría la refri, encontraba el yogurt que él odiaba pero a mi me encantaba. En la alacena, su cereal favorito. Ya no podía ni entrar a la cocina a buscar helado porque todo ese lugar me recordaba a él.
Había decidido tomar ese finde solo para mi y mi dolor, llámenme masoquista, pero sólo eso quería. En fin hoy es domingo y me encuentro con el mismo pijama horrible que me coloque el viernes al regresar del peor almuerzo de mi vida, creo que ahora cada vez que escuche la palabra “almuerzo” o sus derivados me acordaré del día que mi matrimonio se acabó. Por Dios, soy un desastre, tengo 28 años y ya soy una mujer en trámites de divorcio o mejor dicho casi divorciada, espero no llegar a completar la frase de “divorciada amargada” .
En estos días de reflexión me lo he preguntado casi un millón de veces, por qué me tuve que casar tan joven, pero siempre llegó a la misma respuesta, estaba enamorada me guste o no admitirlo ahora. Al menos puedo decir que para mi fue lindo mientras duró, espero él también pueda decir lo mismo. Ambos nos casamos muy enamorados, es incomprensible como luego de 4 años de casados y 2 años previos de novios puede reducirse a esto, a una mujer que llora por cada esquina de su casa acordándose de su difunto marido, perdón, ex marido.
Me paro del sillón de mimbre, que solo alimenta mi dolor debido a los momento que conserva, decidida a darme un baño y arrojar a un hoyo a esta horrorosa persona que ha poseído mi cuerpo durante estos días. Soy joven, hermosa, con una prometedora carrera fotográfica; no estoy como para ir por la calle dando pena. Así que pasado superado y como hace mucho tiempo no decía ¡a seguir besando sapos!
Me doy una ducha de más de una hora y se siente como si me hubiera sacado diez años de encima. Voy a mi armario para buscar que ponerme, me decido por unos jeans de estreno y una blusa gris con un pronunciado y provocativo escote en la espalda. Hoy quiero verme y sentirme bonita, me lo merezco.
Después de casi dos días echo de menos mi celular, por lo cual voy y lo tomo de mi bolso. Trato de encenderlo pero se encuentra sin batería. Conecto el celular y se prende emitiendo luces que ciegan mi vista de vampiro. No han pasado ni tres minutos cuando ya siento que empieza a vibrar con mensajes y llamadas que no he contestado.
Tengo 10 mensajes de Paula, en los cuales me reclama el no haber asistido a la reunión que teníamos y me ruega que conteste las llamadas, 5 mensajes de Enrique y Octavio, mis hermanos mayores, pidiéndome que les conteste. Y finalmente 53 llamadas entre los tres más un par de Jorge. Las llamadas de este último solo pueden ser por dos razones, o porque mis hermanos lo han llamado preguntando por qué no respondo, o porque quiere coordinar una cita con nuestros abogados.
Contestó primero los mensajes de mi amiga, le pido disculpas por no haber ido ayer y le digo que mañana le explicaré por qué no contesté las llamadas. Ahora lidiar con mis hermanos, abro sus mensajes y me sorprende lo que leo.
Enrique:
Mikaela, contesta el maldito teléfono.
Contesta, estoy preocupado.
Ya me enteré, estoy yendo para allá espérame, llego mañana a las 3pm a tu casa. No entiendo porque no me dijiste, soy tu hermano. Siempre te apoyaré, pase lo que pase.
Mikaela:
No te enojes, te espero.
Octavio:
Enana, por qué no respondes.
Ya me contó Enrique, estamos yendo para tu casa, espéranos, mataremos al cabrón. Te quiero.
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Whisky + Vodka = Familia
ChickLit¡Negativo! Eso es lo que recibe en cada prueba que se realiza. Mikaela es una fotógrafa publicitaria que lleva dos años intentando con su esposo tener un bebé. Tratamiento tras tratamiento siempre es el mismo resultado, ha intentado todos y cada un...