Capítulo 12 - Una visita, un mensaje y alguien me sigue

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POV's Mikaela

Un cuerpo revolviéndose entre mis brazos, hizo que despertara de mi estado de ensoñación. El calor que desprendía el dormir abrazada a otra persona es algo que después de tiempo volvía a sentir. Solo que esta vez no era para nada pasional o íntima, simplemente era cómodo y fraternal. Después de mucho, creo que desde que conocí a Jorge, dormí abrazada a mi hermano del corazón.

—Níc —remoloneo entre las sábanas, evitando volver a quedarme dormida—, hace cuánto tiempo estás despierto —digo al abrir los ojos y encontrarme con un par de divertidos ojos celestes.

—Hasta que por fin despiertas dormilona —dice jugando con mis despeinados cabellos.

—Suelta —alejó sus manos de mi cabello —, ahora si me puedes decir qué demonios sucedió anoche que llegaste a mi casa tan alterado y creo que hasta bebiste más que un poco —digo al sentir su aliento a licor.

Me mira como si tuviera dos cabezas, pero claro, yo no olvidé el tema que teníamos pendiente. Sé que algo le ha sucedido, no lo he visto en ese estado desde que falleció su abuela hace un par de años.

—Emm… ¿quieres café? —intenta levantarse de la cama, pero se lo impido empujando su cuerpo nuevamente al colchón y colocando sus manos sobre su cabeza. Quedando de esta manera muy cerca de él, tan cerca que por poco nuestras narices rozan—. Oye si querías tenerme de esta manera, no es por decepcionarte pero me gusta alguien más.

—Déjate de tonterías y dime que te pasó, el café puede esperar —acerco más mi rostro al suyo, logrando que nuestras respiraciones se mezclen—. Aparte no eres mi tipo, a mi gustan más guapos y con algo un poco más grande —con esto último sé que lo molestaré, no hay nada peor para él que el que ataquen su masculinidad.

En cuestión de segundos su cuerpo aprisiona el mío. ¿Qué es lo que se propone? No tengo ni la más mínima idea, hasta que veo que acerca su rostro peligrosamente al mío. Solo espero que suceda lo que tenga que suceder, cierro mis ojos y en mis labios formo una mueca de asco a lo que tarde o temprano pasará. Como es lógico hace lo que solo una persona como Níc haría, sabiendo cuánto odio el mal aliento, abre la boca a unos escasos centímetros de mi nariz y arroja el horrible aroma que tiene esta mañana para luego alejarse de mí.

—Dios, Níc, qué demonios has tomado anoche —intento alejar el olor con mis manos.

—No tengo idea, solo corrí hasta que llegué a un pequeño bar de barrio y pedí lo más fuerte que había —dice saliendo de mi habitación, lo sigo hasta la cocina donde se pone a preparar un poco de café.

—Entonces, cómo fue que llegaste a mi casa —digo sentándome junto a la isla de la cocina.

—Bueno… pues, en algún momento la cordura volvió a mí, salí de ese lugar y un taxi me trajo hasta tu casa —me entrega una de las dos tazas que carga para luego sentarse a mi lado.

—Ay, gracias a Dios tuviste algo de cordura. No me hubiera gustado que en la madrugada me llamaran para ir a recogerte —tomo un sorbo de café, mientras de reojo veo que forma una mueca con sus labios—. ¡Rayos, ya, Nícolas! Dime qué fue lo que sucedió ayer —expulso de improviso lo que he estado conteniendo desde que llegó anoche.

Hace el que no oyó nada y se levanta tranquilamente para dirigirse al baño. ¡Níc, me dejas curiosa y con ganas de golpear a alguien! Camino rápido tras de él, pero el sonido de mensaje de mi celular me distrae, lo tomo y abro el texto sin leer quién lo envió, para luego correr hacia Níc antes de que se encierre. Lamentablemente llego tarde y cierra la puerta en mis narices ocasionando que de un salto atrás.

—¡Querido, entérate, en algún momento tendrás que salir! —grito mientras concentro mi atención en la pantalla de mi móvil— Y para ese momento estaré yo y mi gran curiosidad… —callo abruptamente cuando leo lo que dice el texto.

Whisky + Vodka = FamiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora