Capítulo 13 - La pequeñez infinita del mundo

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POV's Luciano

—Liana, ya me estoy yendo... —digo acomodando los gemelos de mi camisa, la miro y ella solo se estira y vuelve a apoyar su mejilla contra la almohada—. Ay, Lía, ya despierta, no quiero irme sin saber cómo te encuentras— alzo un poco mi voz.

Veo como se despereza. Alza su cabeza, me mira y vuelve a hundir su rostro en la almohada. En estos momentos es donde quisiera arrojarle una almohada para que despierte. Pero por hoy comprenderé su estado, solo me acercaré y le revolveré el cabello.

Me acerco de manera sigilosa hasta llegar a un lado de la cama, estiro lentamente mi brazo, cuando mis dedos están a solo unos centímetros de sus cabellos, aumento la velocidad de mis movimientos y en un total acto de amor alboroto sus rizos rubios dejándolos más desordenados de lo que están.

—Ey, ey, ey. Quieto Luc —en un movimiento rápido toma mi muñeca y quita mi mano de su cabeza.

—Solo quiero saber cómo te encuentras antes de irme al almuerzo que tengo —la miro con cara de niño bueno.

—¿Almuerzo? Qué hora es —dice sentándose en la cama.

—Exactamente las 12:05 pm, señorita —digo mirando fijamente mi reloj para luego darle dos ligeros golpecitos— no, espera son las 12:15. A este ya se le acabó la pila.

Me quito el reloj y camino hacía el cajón donde tengo los demás al lado de mi colección de gemelos. Tomo el primer reloj que mis dedos tocan y lo coloco en mi muñeca.

Lia está todavía adormilada, pareciera como si no hubiera escuchado mis palabras. Cuando un grito hace que me sobresalte. Giro mi cabeza y la veo poniéndose rápidamente sus botines. Cuando está por salir apresurada por la puerta la tomo del brazo.

—Qué pasa, Liana, a dónde demonios vas —intenta soltarse de mi agarre pero no lo logra.

—A donde más, voy a buscar a Níc, a intentar solucionar las cosas...

—Deja tranquilo al hombre, querrá descansar luego de la noche que habrá tenido. Además, qué vas a decirle, que solo quieres ser su amiga —suelto su brazo.

—Claro que no, tonto. He pensado las cosas y también en tus palabras, así que he decidido que le daré una oportunidad, pero iremos despacio. Solo espero no equivocarme.

—Bueno, dale un poco más de tiempo. Dúchate, cámbiate, almuerza un poco, cuando yo vuelva, tu vas y lo buscas está bien. Aprovecha para descansar también y aclarar tus ideas. ¿Sí? —ella asiente,beso su frente para luego salir de la habitación seguido de ella que se dirige a la cocina.

Estaciono mi auto para después dirigirme tranquilamente al restaurante. Cuando entro, localizo con la mirada a mi abogado y amigo en una mesa para cinco. Me acerco a él con paso ligero y lo saludo palmeando su espalda.

—Qué hay Enrique, cómo estás —digo tomando asiento a su lado.

—Avanzando —siempre él y sus pocas palabras— qué tal tú, te noto diferente, más animado, sucedió algo interesante el fin de semana.

—Solo salí de fiesta el viernes, con Oct, era el cumpleaños de Ed, se podría decir que fue diferente.

—Diferente —pronuncia lentamente—¿conociste a alguien?

—Puede...

—Anda, cómo es la afortunada —pregunta con curiosidad, hace más de dos años que no le hablo de una mujer.

—Es una pelirroja preciosa, divertida, atrevida, simplemente fantástica. Me encanta —hablo de forma rápida, sin detenerme siquiera a respirar.

Whisky + Vodka = FamiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora