- Vamos, no seas anticuada Miky. Ponte esto.- dice Paula extendiéndome un vestido corto y provocativo, luego de haberme convencido de salir con ella esta noche.
- No me digas eso.- reclamo- Simplemente ya no estoy para ponerme eso ni para estos trotes.- digo haciendo un mohín de disconformidad.
- ¡Dios! Mikaela sólo tienes 28 años, no hables como una abuela.
- No soy una abuela, soy una mujer divorciada, hay mucha diferencia.
- Creo que hasta mi abuela sale más que tú.- coloco mi mano en el pecho fingiendo que estoy ofendida- Y no hablemos del sexo.- agrega para fastidiarse aún más- Así que deja tu espíritu vejestorio y ponte esto que hoy salimos de rumba.
- Vale, vale… pero no me hago responsable de que me miren más que a ti.- fastidio olvidándome un poco de todo el día que he tenido.
- ¿Podrás? Jamás, querida.- dice para luego ambas lanzar una sonora carcajada.
- Oye, yo también tengo lo mío.- digo con un toque de falsa superioridad intentando suprimir la sonrisa que se escapa de mi rostro.
- Y no digo lo contrario, sobre todo con este vestido que muestra tus largas piernas. Matarás esta noche, guapa.- dice empujándome al baño.
Entró al baño con una actitud completamente distinta, decidida a por esta noche olvidarme de todo, olvidarme de Jorge, de su nueva chica, de mi divorcio, de mi dolor. Me coloco el vestido plateado a medio muslo que Paula eligió para mi, sigo pensando que es un poco corto, pero no puedo negar que me hace ver muy sexy. Doy la espalda al espejo y giró mi cabeza para observar el escote de la espalda, es acentuado sin pasar a lo vulgar y ayuda a complementar la ligera abertura del pecho. Salgo jalando hacia abajo el borde del vestido, esperando algún comentario de mi compañera de aventuras.
- Vaya.- dice acompañándolo de un silbido de aprobación- Tuve razón al decir que tus piernas se verían espectaculares. Hoy robarás muchas miradas, guapa.
- Robaremos, linda, robaremos.- corrijo- Aunque aún creo que ya pasó mi tiempo para utilizar esto.- señaló mi vestuario.
- Linda, te ves hermosa. Agradece que mantienes tu cuerpo de los veinte. Además, recuerda te casaste muy joven, vive la juventud que en parte, la vida matrimonial te quitó.- dice lanzándome una mirada de “sabes que tengo razón”.
Tiene razón, incluso antes de que me casara, salía con Jorge cada vez que surgía oportunidad. Pero cuando el anillo llegó a mi dedo, se fueron haciendo menos frecuentes las fiestas, preferíamos viajar. Nunca nos pusimos límites al llevar una relación, pero nos gustaba más pasar el tiempo juntos en la intimidad de nuestro hogar.
- ¡Oh por Dios, no sabía que tenías un sexy lunar solitario en la espalda!- chilla sacándome de mis pensamientos.
- Ah, sí, lo tengo desde que nací, solo que antes el cabello lo cubría.- aclaro, mientras observo mi cabello, ahora corto hasta un poco más abajo de la línea de la mandíbula, a través del espejo.
- Bueno, como sea te ves divina. Ponte los zapatos que todavía falta que nos maquillemos.- dice dándome los tacones que descansaban al pie de mi cama.
Tomo mis zapatos con una sonrisa y me los coloco mientras Paula pone música desde su móvil, Bruno Mars y su Uptown Funk revoluciona nuestras energía y actitud. Entre tarareos, cantos y bailes descoordinados terminamos de maquillarnos. Dejé que mi cabello ligeramente ondulado cayera libre y desordenado sobre los lados de mi rostro. Unos pendientes no muy largos terminan el outfit que llevo. Me siento bonita y es exactamente lo que busco. Quiero divertirme esta noche evitando obviamente las aventuras de una noche que solo lograrían confundirme más.
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Whisky + Vodka = Familia
ChickLit¡Negativo! Eso es lo que recibe en cada prueba que se realiza. Mikaela es una fotógrafa publicitaria que lleva dos años intentando con su esposo tener un bebé. Tratamiento tras tratamiento siempre es el mismo resultado, ha intentado todos y cada un...