Capítulo 7 - El chico de la mirada intensa

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- Vamos, no seas anticuada Miky. Ponte esto.- dice Paula extendiéndome un vestido corto y provocativo, luego de haberme convencido de salir con ella esta noche.

- No me digas eso.- reclamo- Simplemente ya no estoy para ponerme eso ni para estos trotes.- digo haciendo un mohín de disconformidad.

- ¡Dios! Mikaela sólo tienes 28 años, no hables como una abuela.

- No soy una abuela, soy una mujer divorciada, hay mucha diferencia.

- Creo que hasta mi abuela sale más que tú.- coloco mi mano en el pecho fingiendo que estoy ofendida- Y no hablemos del sexo.- agrega para fastidiarse aún más- Así que deja tu espíritu vejestorio y ponte esto que hoy salimos de rumba.

- Vale, vale… pero no me hago responsable de que me miren más que a ti.- fastidio olvidándome un poco de todo el día que he tenido.

- ¿Podrás? Jamás, querida.- dice para luego ambas lanzar una sonora carcajada.

- Oye, yo también tengo lo mío.- digo con un toque de falsa superioridad intentando suprimir la sonrisa que se escapa de mi rostro.

- Y no digo lo contrario, sobre todo con este vestido que muestra tus largas piernas. Matarás esta noche, guapa.- dice empujándome al baño.

Entró al baño con una actitud completamente distinta, decidida a por esta noche olvidarme de todo, olvidarme de Jorge, de su nueva chica, de mi divorcio, de mi dolor. Me coloco el vestido plateado a medio muslo que Paula eligió para mi, sigo pensando que es un poco corto, pero no puedo negar que me hace ver muy sexy. Doy la espalda al espejo y giró mi cabeza para observar el escote de la espalda, es acentuado sin pasar a lo vulgar y ayuda a complementar la ligera abertura del pecho. Salgo jalando hacia abajo el borde del vestido, esperando algún comentario de mi compañera de aventuras.

- Vaya.- dice acompañándolo de un silbido de aprobación- Tuve razón al decir que tus piernas se verían espectaculares. Hoy robarás muchas miradas, guapa.

-  Robaremos, linda, robaremos.- corrijo- Aunque aún creo que ya pasó mi tiempo para utilizar esto.- señaló mi vestuario.

- Linda, te ves hermosa. Agradece que mantienes tu cuerpo de los veinte. Además, recuerda te casaste muy joven, vive la juventud que en parte, la vida matrimonial te quitó.- dice lanzándome una mirada de “sabes que tengo razón”.

Tiene razón, incluso antes de que me casara, salía con Jorge cada vez que surgía oportunidad. Pero cuando el anillo llegó a mi dedo, se fueron haciendo menos frecuentes las fiestas, preferíamos viajar. Nunca nos pusimos límites al llevar una relación, pero nos gustaba más pasar el tiempo juntos en la intimidad de nuestro hogar.

- ¡Oh por Dios, no sabía que tenías un sexy lunar solitario en la espalda!- chilla sacándome de mis pensamientos.

- Ah, sí, lo tengo desde que nací, solo que antes el cabello lo cubría.- aclaro, mientras observo mi cabello, ahora corto hasta un poco más abajo de la línea de la mandíbula, a través del espejo.

- Bueno, como sea te ves divina. Ponte los zapatos que todavía falta que nos maquillemos.- dice dándome los tacones que descansaban al pie de mi cama.

Tomo mis zapatos con una sonrisa y me los coloco mientras Paula pone música desde su móvil, Bruno Mars y su Uptown Funk revoluciona nuestras energía y actitud. Entre tarareos, cantos y bailes descoordinados terminamos de maquillarnos. Dejé que mi cabello ligeramente ondulado cayera libre y desordenado sobre los lados de mi rostro. Unos pendientes no muy largos terminan el outfit que llevo. Me siento bonita y es exactamente lo que busco. Quiero divertirme esta noche evitando obviamente las aventuras de una noche que solo lograrían confundirme más.

Whisky + Vodka = FamiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora