El primer sol

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Ya habían pasado alrededor de cuatro meses desde el funeral, y aunque todos tuvieron su duelo, parecía que ya habían podido superar esa terrible pérdida, todos menos uno, como era de esperar a Tamaki le afectado demasiado la muerte de su padre, siendo el único que aún no se recuperaba ni lo superaba.

Ya habían vuelto al colegio, y ahora estaban en segundo año de U.A., y aunque tanto Mirio como Nejire habían intentado ayudar de mil maneras a su amigo, pero no funcionaba nada, el azabache se había cerrado de tal forma a todas las personas, y para sorpresa de todos, incluso se había vuelto frio y distante con su novio, preocupando a sus dos amigos, pero lastimando profundamente al rubio. 

Desde que habían regresado a clases el azabache tenía una rutina fácil y sencilla, se despertaba, iba al colegio, regresaba a casa y no volvía a salir de su habitación, ni siquiera para comer, y aunque todos entendían porque estaba así, les preocupaba, ya que a cada día que pasaba el chico se le veía más delgado, con más ojeras y más deprimido, y lo que más les dolía a todos era que no sabían como ayudarlo. 

Múltiples veces intentaron hablar con él, lo invitaban a tomar un café, a caminar un rato después del colegio, entre otras cosas, pero nada servía, llegando a pensar que posiblemente ya no había solución para el problema. Todos pensaban y creían firmemente en que Tamaki iba a volver a la normalidad con la ayuda de Mirio, e incluso el rubio lo pensaba, pero había poco o nada que hacer si el azabache a penas lo miraba a los ojos por un par de segundos como máximo.


- ¿Y si ya no me quiere? - Soltó de repente con dolor. 

- Lo veo imposible, han estados juntos prácticamente toda la vida, dudo mucho que el deje de estar loco por ti de un momento a otro - Dijo con serenidad, usualmente ella siempre era la exaltada, pero con la situación que se daba debía ser la centrada y calmada de los tres.

- ¿Qué tal si ya no nos quiere en su vida? - Preguntó sin ocultar lo mucho que le preocupaba el tema. 

- Lo dudo, recuerda que nos dijo una vez que sin nosotros no habría vida - Respondió segura de sus palabras la chica, intentando darle fuerzas a su amigo. 

- ¿Y qué tal si ya no quiere una vida? - Cuestionó con miedo profundo en su corazón, poniéndose más nervioso cuando no recibió una respuesta.

- Yo... no lo sé Mirio, honestamente no sé que decirte, eso suena algo del estilo de Tamaki, pero tampoco podemos suponer eso, tengamos fé en que él es fuerte y no pensaría en algo como el suicidio, además no creo que se atreva a dejar sola a su madre - Argumento la chica con los ojos cerrados y los hombros caídos, claramente la situación los había superado en todos los sentidos.

- ¿Quieres dormir en mi casa esta noche? mi padre no va a estar por un par de meses, y no quiero estar solo, no hoy - Preguntó el rubio, aunque había sonado más a una suplica que una oferta.

- Claro, me encantaría - Respondió la chica sonriendole calidamente. 


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Mientras que en otro lugar se encontraba cierto azabache con su traje de héroe, caminando a lado de un hombre grande e imponente, estaban en completo silencio, tal vez era porque estaban comiendo algo, o tal vez se debía a que uno no sabía que decir y el otro simplemente no quería hablar. Y de pronto el silencio se rompió. 

- ¿Vamos a hablar de lo que sientes o seguirás evitándolo? - Preguntó parándose enfrente de una banca que había en el parque que estaba casi vacío debido a que ya estaba muy entrada la noche y esas no eran horas de estar por ahí, pero claro ellos eran héroes, o por lo menos uno lo era, no tenían miedo. 

Las Primeras Veces [MiriTama]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora