Capítulo 24

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Un mes después Derek Morgan había pasado de la preocupación a la desesperación. Cada mañana, después de haber encontrado aquella escueta nota en el apartamento de Emily, acudía a ver a García con la esperanza de que hubiera averiguado algo. Pero indefectiblemente, la respuesta siempre era la misma, con distintas variantes.

- Lo siento...- Había sido la que había tocado aquella mañana- Es como si se la hubiera tragado la tierra- Añadió Penélope totalmente frustrada.

- Está bien- La consoló Derek, tan decepcionado como ella- En algún momento bajará la guardia y la localizaremos.

- No sé...- Dudó con tristeza- Si no quiere que la encuentren... Ya sabes... Es Emily... Tal vez simplemente deberías darle un poco de tiempo...-Le sugirió expresando en voz alta lo que el resto del equipo no se atrevía a decirle.

- ¡Ha pasado un mes y no sabemos nada!- Exclamó resoplando- ¿Y si realmente le ha ocurrido algo?.

García se levantó casi de un salto y se encaró con él.

- ¡No se te ocurra volver a decir algo así, Morgan!- Le amenazó apuntándole con el dedo- Estará bien... Seguro...

Derek finalmente asintió con la cabeza. Sabía que debía mantener la esperanza, pero le resultaba cada día más complicado. Una persona simplemente no podía desvanecerse como por arte de magia.

En ese momento le llegó un mensaje al teléfono móvil. Le echó un rápido vistazo.

- Es J.J,, dice que hay alguien que quiere verme- Le informó perplejo.

- Venga, te acompaño- Le conminó García tirándole del brazo. "Ojalá fuera Emily", pensó. Pero no se atrevió a repetirlo en alto.

Pero cuando llegaron junto a las mesas de J.J. y de Reid, ambos abrieron los ojos con sorpresa, al encontrarse frente a frente con la embajadora Elisabeth Prentiss.

Derek se quedó petrificado durante unos segundos, hasta que finalmente balbuceó un saludo.

- Embajadora... ¿Qué le trae por aquí?.

Ella pareció mirarlo con curiosidad, como si estuviera evaluándolo, y Derek por alguna extraña razón se sintió repentinamente incómodo.

- Emily... Como no podía ser de otra manera...- Le informó escuetamente- Y por favor... Deja los formalismos a un lado... teniendo en cuenta que tienes mucho que ver en la situación actual de mi hija, no creo que sean necesarios-. Añadió sin apenas sonreír- Llámame Elisabeth.

- ¿La ha visto?- Preguntó Derek con vehemencia.

- No sabemos nada de ella desde hace un mes- Le explicó rápidamente J.J.

- Está en mi casa- Les dijo con sencillez- Sólo que esa niña testaruda se parece más a mí de lo que hubiera querido y es incapaz de dar su brazo a torcer... Así que he decidido tomar cartas en el asunto...- Continuó sin perder un ápice de su autocontrol- ¿Hay algún sitio donde podamos hablar?... ¿Derek?- Añadió conteniendo una sonrisa lo suficiente como para que éste no se diera cuenta.

J.J. fue la única que notó justo en ese momento, que estaba poniéndolo a prueba. "Oh, señor", pensó, "Vaya suegra que le ha tocado".

Derek por su parte, estaba aliviado de tener por fin noticias, atónito con el hecho de que hubiera escogido la casa de su madre para ocultarse y ligeramente nervioso por la forma en que la embajadora lo escudriñaba. Le indicó con la mano la dirección de su despacho y la acompañó hasta el interior.

Una vez dentro, la invitó a sentarse frente a su mesa, y él tomó asiento al otro lado.

- ¿Está bien?- Le preguntó preocupado.

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